Seguidores

martes, 4 de mayo de 2010

primera noche juntos

Es desagradable estar esperando. Hay pocas cosas que me disgustan más. En la espera, me entretenía leyendo, tratando de relajarme, de sacar de mi mente las ganas de huir. Esperaba en la suite que habías dispuesto para nuestra primera noche completa juntos, en uno de los hoteles más caros del país.
Conozco varias sucursales del mismo en otras ciudades. Pero no deja de ser encantador el detalle del lugar esplendoroso en el que te estaba esperando, después de haber comido sola firmando la cuenta a tu nombre. No quería que me vieran, que nadie hablara conmigo. Sentía que algo me jalaba muy lejos de ahí, y por alguna razón yo me resistía a esa fuerza.
Inquieta, trataba de relajarme. Pensaba que no iba a funcionar, que simplemente mi cuerpo no respondería. Estaba segura de que no iba a ser una buena idea. Por fin te escuché entrar. Te vi tan hermoso, con tu traje, y tu aroma de madera. Y repentinamente empecé a pensar que tal vez no era tan mala idea...
Me tomaste entre tus brazos, y comenzaste a besarme. Un mínimo saludo se cruzó entre nosotros.
-¿Cómo te fue? pregunte, más por educada que por otra cosa
-mmm bien, pero no tienes ganas de hablar por el momento, ¿o si?

Esa fuerza brutal crecía en mis entrañas, me nublaba la mente, me impedía pensar, y sentía como poco a poco me sumergía en la lujuria. Me sorprendió como mis dudas de hacía media hora, se disipaban, me daba cuenta de como mi cuerpo te extrañaba, te recordaba, a diferencia de mi mente, de la razón, que unos momentos antes me llevaban lejos de ahí.

Si, estaba bien, todo iba a salir bien, ya estabas ahí, en mis brazos, en mi boca, en mis pezones, mis nalgas, te sentía como un pulpo, tus manos amasando mis caderas, sintiendo el contorno de mi cintura, de mis nalgas, de mi sexo.

Comencé a jalarte la corbata, a desabotonar tu camisa, sin dejar de besarte. Tu respiración ruidosa sobre mi boca, respirando mi aliento, recordándome por que estaba en ese lugar.
En unos segundos te tenía completamente desnudo, empalmado, oloroso, en mi boca, y en mis manos.

-Ven, vamos al baño, te voy a bañar. ¡Qué hambre atrasada!

El enorme baño lleno de espejos por todos lados, nos rompía en mil imágenes, Te veía mirándome a los ojos, observando sobre mis hombros, viendo los espejos, reflejándonos como una orgía sin fin. Encendiste el jacuzzi, y regresaste para seguir desnudándome lentamente.

-Preciosa, aléjate, quiero verte, termina de desnudarte.

Quisiera hacerte un show, pero soy demasiado autoconsciente para eso. Me limité a desnudarme lentamente, desabrochando el sostén, y viendo tus ojos vidriosos posándome sobre mis senos, deslizando lentamente la tanga de encaje entre mis piernas, notando los hilos de humedad que se formaban entre ellas.

Me incliné hacia adelante para sentir la temperatura del agua que iba llenando el jacuzzi.

-Uy preciosa, no te muevas, quédate ahí...

Desde atrás metiste la verga entre mis piernas. La cabeza morada rozaba mi vulva, mojándose ruidosamente. El placer me agobiaba, el escuchar tus gemidos, y los ruidos acuáticos que nuestros sexos hacían.

-Creo que no vamos a llegar al jacuzzi...
-Tienes razón...
-Uy está muy caliente el agua!! me senté en el borde de la tina. Te metiste en el agua y separaste mis piernas.

-Siéntante en esta toalla, porque ahora te voy a comer.

Notaba como mi vulva latía, estaba como al triple de su tamaño normal, los labios rojos e hinchados sobresalían entre los pelos, y no podía dejar de pensar en que es una especie de erección interna increíblemente obvia.

Creo que no hay mejor sensación, para contrarrestar las ganas de huír y la molestia de esperar, que la de una suave lengua lamiendo mis partes más íntimas. El placer es increíble, pero lo es más el verte abajo, concentrado en satisfacerme, en observarme, en hacerme venir antes de tomar algo para tí. Hay algo de majestuoso en esa imagen que percibes desde abajo, mi rostro enrojecido, transformado, jadeando, gimiendo entre los senos temblorosos vistos desde allá. Así me imagino tu punto de vista.

Tu lengua introduciéndose entre mis labios, subiendo, bajando, concentrándose en el clítoris, tu boca posándose sobre toda mi vulva, mientras tu nariz hace círculos justo en donde tu lengua estaba hace un momento. Mi mente se apaga, el tiempo se detiene, y mi sexo se contrae y se abre en espasmos infinitos. Unos segundos floto en la tierra de nadie, sin saber quien soy o en dónde me encuentro. Abro los ojos y te vuelvo a ver allá abajo, implorando mi atención, con tu boca sobre mi vulva.

Encantado me observas, sonries, te acercas, me besas, me huelo en tu boca, en la mía. Nuestras lenguas se trenzan, recargas tu espalda sobre la tina, y me deslizo entre tus piernas. Tu rabo se asoma por el borde del agua, y lo tomo entre los labios, lo chupo, me lo meto en la boca, lo succiono, subo, bajo, cierras los ojos, tu cabeza se inclina hacia atrás. No puede estar más duro, podría estallar. El agua me encanta, lubrica todo tan bien, o eso me parece. Está calientita, el agua, tu verga, tu cuerpo flota y el mío también.

-Preciosa, detente, estoy a punto de venirme, y todavía te la quiero meter...
-Está bien, guapo, te voy a enjabonar.

Tomo el jabón, y los vellos de tu pecho funcionan como esponja. Te convierto en una bolita de espuma, froto tus brazos, tu pecho, tu cuello, tu vientre, tu escroto. Te dejo bien limpio, me dices que es tu turno.

Te dedicas a enjabonarme el pecho. Tus manos sobre mis senos se sienten increíble. Subes una mano, bajas la otra, las metes abajo de mis brazos, en la espalda, entre las nalgas.

-Ya quedamos bien limpios, ahora te la voy a meter...

Me tomas de la cintura y me sientas sobre ti. Me encanta que entres de esa manera,  yo arriba, llevando el control. Así fue la primera vez que me la metíste, también
Justo en el momento en que entras en mí, los dos rugimos, me penetras, te dejo entrar. Esa sensación indescriptible podría recordarla aún después de años. Podrías rasgarme, romperme, tan grande te siento en mi interior. Recuerdo que el grosor de tu mástil es del ancho de mi muñeca. Creo que por eso te siento tan delicioso, tan enorme.
Y te cabalgo, de arriba a abajo, de adelante a atrás, reboto en el agua, rebotan mis senos frente a tu cara. Tu lengua los lame, atrapas un pezón entre tus labios, lo chupas, lo succionas, mientras tus manos sujetan mis nalgas.
-Preciosa date la vuelta, súbete en mi. Giro sobre tu pene, y te doy la espalda, tus manos toman mis senos y me acuestas sobre tu pecho. Me tienes ensartada desde atrás, tu pene de gancho no me suelta, entra y sale, tus manos acarician mi vientre liso, se meten entre mis piernas, tus dedos se cuelan sobre mi clítoris, trazan círculos infinitos mientas tu me coges sin prisa pero sin pausa.
Me gusta sentir tu aliento sobre mi oído, pero me yergo y en cuclillas me enderezo para metérmela y sacármela a toda velocidad, chapoteando en el agua.

-Creo que ya quedamos suficientemente limpios, vámonos al cuarto

Te sientas en el sillón, y desnuda, me siento entre tus piernas. Ahora todo está seco, hay que volver a lubricarlo. Metes tu pene en mi boca, golpeas el paladar con la cabeza, yo sujeto tus huevos, con una mano sostengo la base de tu polla. Te encanta, te gusta, metes los dedos entre mis rizos mojados. Te veo acercarte, alejarte, gemir, ese caminito que conozco que te lleva al orgasmo.

-Antes de que te vengas, quiero que nos vayamos a la cama y te subas arriba de mi y me la metas

Está bien, preciosa, te voy a filmar, vete a la cama.

Colocas la cámara en el mueble frente a la cama, y yo abro las piernas, y te pido que vengas.
Sumerjo los dedos dentro de mi, me froto el clítoris en círculos, siento esa increíble humedad. Y tu gozas observándome gozar, tu pene brica, se eleva, apunta hacia mi, yo lo observo, me relamo, veo tus ojos observando como me masturbo para ti ante la cámara.

Casi no puedes aguantar más las ganas de cogerme desesperadamente, pero sabes que siento exactamente lo mismo, te pido que vengas, que me la metas ya, por favor...

Gateas sobre la cama, te acercas a mi, te metes entre mis piernas, bajas la polla, la empujas entre mis labios, siento que mi cabeza da vueltas, y me la sacas

-No... todavía no te la voy a meter dices mirándome a los ojos sonriendo.

-Ya métemela por favor... (Te encanta que te lo ruegue)

Solo la cabeza roza mis labios, cierro los ojos, esperando que me penetres, rezando que lo hagas pronto, hasta el fondo...

Abro los ojos y los tuyos están enfrente, sonriendo, sin moverte

Pues si no me la metes, me la meto yo sola...

Mis piernas rodean tu cadera, y solita me penetro a mi misma contigo

Ries, me rio, te sorprendes, los dos reímos, cuando comienzas a moverte rápidamente sobre mi.

Y siento un placer indescriptible, que me taladra, crece en mi, tu barra cálida se funde en mis paredes, y me siento hembra por siempre, abajo de tí, goteas sobre mi rostro, respiras sobre mi boca, me besas, tu lengua ataca la mía. Y me voy a venir, contigo adentro, moviéndote rápidamente como tu lo sabes hacer. Mi boca se desliga de la tuya, gime mientas me vengo en tu pene, se contrae la vulva, se cierra con fuerza y mi pecho grita. Y tu me miras a los ojos, no los cierras, solo cierras mis piernas, tus huevos se presionan enmedio, entras y sales, hasta que suspiras en mi boca, tiemblas sobre mi, te desplomas en un grito agudo.

Te acuestas atrás de mi, me abrazas la cintura, los dos jadeamos, cada vez más lento, mientras empieza nuestra primera noche juntos

miércoles, 24 de marzo de 2010

antesala


En la antesala para abordar el avión me encuentro. La irrealidad me ataca por momentos. Setecientas veces me has roto el corazón, otras setecientas lo has recuperado. A veces siento que has muerto y renacido mil veces, y en todas estoy yo, sin aparentar nada desde afuera, observando cómo el destino juega con nosotros. Es sorprendente el mundo que existe en mi interior, y que es completamente desconocido para todos.


-Preciosa, ¿puedes traer un par de tus juguetitos?
- ¿Para que quieres un par? ...¿que pensarán de mi si revisan mi equiaje y se encuentran con dos vibradores?
-Pensarán que eres una princesita muy traviesa...

En el fondo, eso es exactamente lo que soy para ti. Una princesa, un hada, etérea, irreal. Traviesa, diferente, encabronadamente cachonda. Ese es el fundamento de nosotros, lo que nos mantiene en el tiempo.

Tengo la ventaja de que yo lo se todo de ti. Se como eres, dónde andas, lo que haces. Por momentos me enojo, cuando aparece una foto en la que sales con ella. Hago mis entripados, y una pequeña parte de mi te saca de mi interior. Pero sé lo que sucede, que enmedio de ustedes, estoy yo, como un fantasma, como una incertidumbre, que ya tiene rostro.

Y después de un rato, se me pasa el enojo. Como hoy en la mañana, cuando me disponía a venir. Pensaba, ¿que pasaría si no llego? ¿Si el boleto se queda pagado y sin usar? ¿Si no me encuentras desnuda cuando llegues a la habitación?

Pasaría que me perdería la oportunidad de volver a estar en tus brazos, de que estés adentro de mi. De que me recuerdes por que es que sigo en este torbellino emocional. De que vuelva a sentir esa absoluta adoración que tienes por mi.

Son muchas mas horas de las que hemos estado juntos de una vez. Es una especie de prueba, que nunca hemos pasado.

Me entretengo pensando que haremos, si nos meteremos a bañar cuando llegues, si te enjabonaré concienzudamente, lentamente, paseando mis dedos por todos tus rebordes. Si daré una probadita a tu segunda cabeza, gorda, brillante, morada.

Imagino que podría untarte con aceite, al fin que tenemos toda la noche, no hay prisas. podría deslizar mis manos por tu pecho velludo, por tu vientre liso de negro, por tu entrepierna, y disfrutar un poco con el mástil que se me ofrece, antes de sentarme sobre el, y hacerlo solo mio.

Por otro lado, pienso si no sería mejor quedarme aqui, y dejar de vivir una realidad que no es la mía, con un hombre que no es para mi, y que nunca lo ha sido.

...Ya es tarde, ya estoy desnuda en la habitación, esperándote.

lunes, 8 de marzo de 2010

¿Por qué engañamos las mujeres?

Tomado de aqui
Por: Eugenia Correa
Cada cabeza es un mundo, y las razones por las que una mujer le puede ser infiel a su pareja son tantas como mujeres en el planeta tierra. Pero existen algunas que son más comunes que otras. Preguntando a distintas mujeres vía Facebook, estas fueron las 5 respuestas más usuales.

- Me siento ignorada o emocionalmente sola.

Muchas de las respuestas que recibí de mis amigas de Facebook a la pregunta ¿por qué engañarías o has engañado a tu pareja? estaban completamente relacionadas con el hecho de que se sentían ignoradas por sus parejas. Ellas dijeron que jamás habían pensado que podrían engañar a su pareja, pero que después de años de relación sus hombres se habían vuelto menos detallistas, ya no les decían que las querían o que eran bellas, se habían olvidado por completo del romance en su relación. Una incluso me dijo “No me había dado cuenta que los detalles me hacían falta, pero cuando otro hombre se interesó por mí, me dijo que era guapa no necesité más y caí. En ese momento note cuánto extrañaba los pequeños cumplidos y detalles. Aunque después me di cuenta de que aun podíamos salvar la relación. Tuvimos que trabajarlo juntos.”

Si algún hombre está leyendo esto y no quiere que lo engañen entonces debe estar atento al detalle, una mujer que se siente querida no busca amor en otra parte.

- Me encontré con un amor que pensé olvidado

Varias otras respuestas decían que la infidelidad se había dado por un reencuentro con un amor que creían pasado pero que en realidad nunca habían olvidado. “Tenía novio, y no estaba mal, pero una noche que salí con amigas me encontré a mi ex. Me movió el tapete y supe que no lo había olvidado. Regresamos y mi novio de ese momento jamás me lo perdonó. Pero yo no podía ingorar lo que volví a sentir.”<!--[endif]-->

Si algún hombre lee esto debe quedar claro que las chicas también solemos sacar un clavo con otro. Si no quieren ser engañados quizá quieran asegurarse de que su mujer ha dejado su pasado atrás, si no puede ser que el clavo anterior haya dejado un hueco que no pueden llenar.

- ¡Venganza!

Cuando sabes que tu hombre te ha engañado, tu orgullo de mujer ha quedado herido, quizá incluso piensas que hay algo que está mal contigo te sientes sólo media mujer. Una forma de superar esto es buscando a un hombre que te haga saber lo contrario. El hecho de seducir a un hombre de nuevo te devuelve cierta autoestima. “Quizá no sea lo correcto,” dijo una amiga “pero a veces el puro instinto de supervivencia es el que te mueve a hacerlo.”

Si un hombre lee esto deberá saber que tanto en la guerra como en el amor todo se vale, si una mujer es engañada primero sabrá pelear tan fuerte como sabe amar. No se sabe donde pueda parar.

- Ya no me importa mi relación, creo que merezco algo mejor.

Como los hombres, nosotras también podemos aburrirnos en una relación, a veces incluso sin explicación razonable. Cuando nos deja de interesar nuestra pareja dejamos los detalles, besos y sonrisas fuera. Si él se aburre no te importa, si descubre que lo engañas tampoco. Una de las encuestadas dijo “No es un buen lugar para estar. Así que si aparece algo mejor en el horizonte lo vas a tomar. Quizá lo sano sería terminar la relación de tajo para poder continuar, pero hay veces en que podemos ser igual que los hombres.”

Si un hombre está leyendo, ya lo sabe, sobre advertencia no hay engaño. Si crees que puedes engañar a una mujer sin consecuencias estás equivocado, debes estar conciente de que las mujeres podemos ser muy malas también.

- Falta de sexo

Las mujeres como los hombres apreciamos un buen orgasmo. Muchas veces cuando una mujer no tiene sexo con su pareja siente que es su culpa y que no está logrando atraer la atención de su pareja. Si recibe atención de otro hombre quizá no dejará pasar la oportunidad.

Así es señores. Las mujeres también queremos buena cama, así que si lo que quieren es fidelidad ya saben cuál es el mejor antídoto. Una mujer feliz no buscará a otro hombre.

Y tú, ¿por qué engañarías o has engañado a tu pareja?

martes, 2 de marzo de 2010

Resistencia

¿Está nuestro secreto a salvo esta noche?
¿Y estamos fuera de vista?
¿O se vendrá derrumbando nuestro mundo?
¿Encontrarán ellos nuestro escondite?
¿Es este, nuestro último abrazo?
¿O las paredes empiezan a desmoronarse?

Esto podría ser incorrecto
Pero debería ser correcto
Esto podría ser incorrecto
Dejar que nuestros corazones se enciendan
Esto podría ser incorrecto
¿Estamos cavando un agujero?
Esto podría ser incorrecto
Esto esta fuera de control

Esto podría ser incorrecto
Esto nunca podía durar
Esto podría ser incorrecto
Debo borrar esto de prisa
Esto podría ser incorrecto
Pero debería estar siendo correcto
Esto podría ser incorrecto

El amor es nuestra resistencia
ellos nos mantendrán separados
y no se van a detener hasta vernos divididos
sostenme, nuestros labios siempre deberán estar sellados.

Si vivimos nuestras vidas en el miedo
Esperare mil años
Sólo para verte sonreír otra vez
Reprime tus oraciones por el amor y la paz
Vas a despertar a la policía de los pensamientos
No podemos ocultar la verdad en nuestro interior.

La noche ha llegado a su fin
No podemos disimular
Debemos correr
Debemos correr
Es hora de correr

Llévanos lejos de aquí
protéjenos de futuros males
¡Resistencia!.

Resistance, Muse

domingo, 28 de febrero de 2010

dos palabras


Son dos palabras de ti, que han dado un vuelco de 180 grados a mi perspectiva. Cuando finalmente pensaba que las cosas iban tomando su lugar, y nos estábamos adaptando a la nueva situación, de tu allá y yo acá, cada oveja con su pareja. Me comentaste el viaje que recientemente hiciste con tu mujer los dos solos, al otro lado del país donde viven, para encontrarse con algunos viejos amigos. Describiste como conseguiste que tu madre fuera a cuidar a tus hijos, la primera vez que dejarían a la pequeña de casi dos años, sería destetada durante ese viaje.
Atormentada, imaginaba tu estancia con tu esposa, y el pensamiento era casi insoportable. Además de que hace dos meses que no te veo físicamente.
Todo esto en cierta manera me daba la certeza de que pronto nuestra relación llegaría a su fin. Te habías reencontrado con tu mujer, y ya no me visitas.
Sin embargo, varias cosas no me cuadraban: tu insistencia en decirme cosas agradables, tu extraordinaria simpatía al llamarme, los sueños que me ibas contando que tenías conmigo, todos con un alto contenido erótico. Culpabilidad, pensé.
Finalmente sentía que poco a poco ibas saliendo de mi mente. Estoy segura de que lo notaste.
Aún mas insistentemente me buscabas por el messenger, y me llamabas por teléfono. Esa disparidad en las señales que me enviabas, prometía volverme loca por completo.
Tu mujer se unió a facebook. Como nos conocemos desde hace tanto tiempo, nos aceptamos como amigas.
Una extraña inquietud, me hostigaba cuando ella comentaba mis enlaces y escritos.
Se fueron nuevamente de viaje, ahora con toda la familia. Durante ese viaje, tu hija mayor descubrió el juego Pet Society, y me encontró como amiga.
Chateamos tu niña y yo, a través del juego, a las 6 am, durante su viaje, mientras te imaginaba en el cuarto de hotel, por ahi, con tu mujer, viendo como jugaba conmigo. Un leve escalofrío me recorría de pensar en estar metida en medio de su intimidad.
Dos días después, una llamada a través del skype, nuevamente me sorprendió. Tu mujer me llamaba, diciendo que su hija quería hablar conmigo, porque le gustaba mucho el juego de facebook. Hablamos de eso, de facebook, de su reciente viaje, del destete de la pequeña. Como si fuéramos un par de amigas de hace mucho tiempo. Los sentimientos se hacían cada vez mas confusos dentro de mi, porque no podía imaginar lo que sucedería si tu hija, o tu esposa se enteraran de nuestra larga relación.
Al día siguiente de esta llamada, recibo una tuya. Me dices que estás en otro continente trabajando, que piensas en mi, que me extrañas. Yo te digo que hablé recientemente con tu esposa.
Y me dices algo que me desconcierta aún mas.
-Preciosa, pues ten cuidado con lo que le dices, porque ella sospecha.
-¿Cómo que sospecha? ¿Qué sospecha? ¿Por que lo dices?
-Porque me preguntó si hay algo entre tu y yo ahora mismo, y si lo ha habido antes.
El corazón late fuerte, sonoro, rápidamente, bricando dentro de mi pecho. El aliento me falta, me siento mareada.
-¿Y que le dijiste?
-Que no hay nada ahora mismo, pero que antes de casarnos, salí varias veces contigo.
-¿Y por que lo dice? ¿Qué piensas tu?
-Dice que una vez que le dije que iba a desayunar contigo regresé a la casa y pedí de desayunar con mucha hambre. Y que otra vez que no le dije que te vería, me contradije.
-Bueno, pero hace mucho tiempo que no vienes, entonces ¿como es posible que piense que hay algo entre nosotros ahora?
-No se bien, pero te digo que lo sospecha.
Mi mente daba vueltas, todo lo que recientemente creía de la relación tuya y de tu mujer poco a poco se desmoronaba. El viaje de reencuentro no lo era tal, estaba surcado por la duda de ella, por la conversación en la cual ella está convencida de que le eres infiel.
Tratando de ordenar mis ideas, completamente confundida y asustada, te pregunto:
-¿Bueno y tu que piensas hacer?
-Yo ahora mismo que termine mi conferencia, me dedicaré a ver los videos de nosotros, y me masturbaré pensando en ti...
-Veo que la preocupación no te quita la calentura...
-Preciosa, es que tu no lo entiendes, no te acabas de dar cuenta, pero no veo que haya algo que pueda cambiar lo que siento por ti... TE AMO...
-...(!!!!!!!!!!!!!!!!!!!)
-¿Te imaginarías lo que sucedería si regresara a México?
-...¿Qué te gustaría que sucediera? (Siento que la respiración me ahoga, y el pecho se oprime)
-No me respondas con otra pregunta...
- Guapo, pero hace mucho tiempo que no nos vemos, a mi ya se me está olvidando todo eso...
-...Pues a mi no, y quiero que hagamos un viaje juntos...

lunes, 15 de febrero de 2010

infidelidad durante la preñez

Me encanta y me fascina ese estado de infidelidad voluptuosa en el que se sumergen bastantes hombres cuando su mujer está embarazada. Es encantador verlo una y otra vez, ellos buscando en el pasado, rascando en los recuerdos, tratando de encontrar un resquicio, una ceniza que haga renacer lo que algún día hubo fuera de su casa.

Y no es que esté generalizando, pero no creo que pueda ser casualidad que cuando una buena amiga lloraba en mi virtual hombro porque su marido la había dejado por una zorrita, justo cuando ella acababa de dar a luz, mi guapo empezó a hacerme el amor con sus palabras y su mujer esperaba al tercer bebé.

Casi, por un pelito, no me dejo seducir, y me solidarizo con su embarazada mujer, recordando a los recientes cuernos de mi amiga.

Es cierto, cuando una lleva la criatura adentro, algunos hombres voltean la mirada, y huyen. A mi marido también le pasó, recuerdo una vez en que furiosa le dije amenazante: "Ay de ti si me estás poniendo el cuerno, porque se lo digo a tus hijos..." cuando diariamente se escapaba temprano al gimnasio.

Mi buen amigo C está esperando su cuarta criatura, y aún él cae en el estereotipo. El otro día, cuando en el facebook pedía que mis amigos pusieran bajo mi estado lo que recordaban de cuando me conocieron, C me confesaba a través del messenger lo que nunca se atrevería a decirme a la cara, algo que si feisbuk lo publica lo mandan a dormir a la tina.

No puedo negar que me hizo el día, y que un inquietante sentimiento de notar una revelación ante mis ojos me llenaba el pecho. Casi no podía creer lo que mis ojos leían.

Y me preguntaba en que es diferente C que el guapo. Por que cuando C me busca no me brinca el corazón. Por que al guapo, a pesar de que me abandonó por segunda vez en la vida, no puedo olvidarlo. Por qué cuando llama a mi teléfono de larga distancia como hace 4 días, no puedo dejar de sentir esa opresión en el pecho. Por qué a pesar de que tanto a C como al guapo los conocí en el mismo lugar, a C nunca lo deseé. Por que a pesar de que estuvimos muchísimas más veces  juntos, nunca nos pasó por la mente besarnos  (bueno por lo menos a mi no). Por qué el guapo y yo nos atrevimos a romper todas la leyes, las de la diferencia de edad, las de evitar follarse a una alumna/profesor, las de seguir follándonos a pesar de estar comprometidos con otras personas, las de seguir cogiéndonos a pesar de tener cada quien su familia.

¿Qué es lo que nos atrae hacia una persona y no hacia las demás? ¿Por qué no puede uno dejar de sentirse atraído en un acto de voluntad?

viernes, 5 de febrero de 2010

tocándome


Lo habré hecho mil veces o muchas más. Todo empezó cuando apenas era mujer, y quería sentir eso que había leído en un libro. Antes lo había soñado, precoces sueños eróticos que terminaban en orgasmo. Despertaba exhaltada, confusa, mojada. Sin entender bien como había sucedido eso mientras dormía. Sorprendida de la intensidad, del placer. Con cierta culpa, por no haberlo experimentado con varón. Extrañada de que se desencadenaba sin absolutamente ningún estímulo físico. Era solo mi mente adolescente, casi niña, las hormonas que bombeaba mi joven corazón.

Recuerdo que me encerraba, y trataba de hacerlo rápidamente, lo más posible. Con un dedito remojado de saliva, untaba y frotaba mi clítoris. La sensación exhultante de como se abrían mis labios, como poco a poco escurría la humedad, como mi cuerpo se tensaba y comenzaba a sudar a pesar de estar inmóvil. Nada se introducía en mi.

Cerraba los ojos, no tenía ninguna imagen en la mente. Ni un hombre, ni una mujer, ni un pensamiento. Solo sentía las olas, los escalofríos, sentía nubes rojas, goteando, hasta que un relámpago las surcaba y mi cuerpo se dividía, se corría, y trataba de contener los gemidos involuntarios que salían de mi boca.

Jadeando me vestía, y rápidamente volvía a la realidad.

Pero a veces no podía evitar la tentación de volver a hacerlo, unas horas después.

Y me pregunto, ¿otras mujeres como lo harán? ¿A que edad habrán empezado?  ¿Cuando un hombre masturba a una mujer como lo hace? ¿Que dá mejor resultado?
¡Me gustaría leer tu opinión!

otras entradas

Blog Widget by LinkWithin