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martes, 4 de mayo de 2010

primera noche juntos

Es desagradable estar esperando. Hay pocas cosas que me disgustan más. En la espera, me entretenía leyendo, tratando de relajarme, de sacar de mi mente las ganas de huir. Esperaba en la suite que habías dispuesto para nuestra primera noche completa juntos, en uno de los hoteles más caros del país.
Conozco varias sucursales del mismo en otras ciudades. Pero no deja de ser encantador el detalle del lugar esplendoroso en el que te estaba esperando, después de haber comido sola firmando la cuenta a tu nombre. No quería que me vieran, que nadie hablara conmigo. Sentía que algo me jalaba muy lejos de ahí, y por alguna razón yo me resistía a esa fuerza.
Inquieta, trataba de relajarme. Pensaba que no iba a funcionar, que simplemente mi cuerpo no respondería. Estaba segura de que no iba a ser una buena idea. Por fin te escuché entrar. Te vi tan hermoso, con tu traje, y tu aroma de madera. Y repentinamente empecé a pensar que tal vez no era tan mala idea...
Me tomaste entre tus brazos, y comenzaste a besarme. Un mínimo saludo se cruzó entre nosotros.
-¿Cómo te fue? pregunte, más por educada que por otra cosa
-mmm bien, pero no tienes ganas de hablar por el momento, ¿o si?

Esa fuerza brutal crecía en mis entrañas, me nublaba la mente, me impedía pensar, y sentía como poco a poco me sumergía en la lujuria. Me sorprendió como mis dudas de hacía media hora, se disipaban, me daba cuenta de como mi cuerpo te extrañaba, te recordaba, a diferencia de mi mente, de la razón, que unos momentos antes me llevaban lejos de ahí.

Si, estaba bien, todo iba a salir bien, ya estabas ahí, en mis brazos, en mi boca, en mis pezones, mis nalgas, te sentía como un pulpo, tus manos amasando mis caderas, sintiendo el contorno de mi cintura, de mis nalgas, de mi sexo.

Comencé a jalarte la corbata, a desabotonar tu camisa, sin dejar de besarte. Tu respiración ruidosa sobre mi boca, respirando mi aliento, recordándome por que estaba en ese lugar.
En unos segundos te tenía completamente desnudo, empalmado, oloroso, en mi boca, y en mis manos.

-Ven, vamos al baño, te voy a bañar. ¡Qué hambre atrasada!

El enorme baño lleno de espejos por todos lados, nos rompía en mil imágenes, Te veía mirándome a los ojos, observando sobre mis hombros, viendo los espejos, reflejándonos como una orgía sin fin. Encendiste el jacuzzi, y regresaste para seguir desnudándome lentamente.

-Preciosa, aléjate, quiero verte, termina de desnudarte.

Quisiera hacerte un show, pero soy demasiado autoconsciente para eso. Me limité a desnudarme lentamente, desabrochando el sostén, y viendo tus ojos vidriosos posándome sobre mis senos, deslizando lentamente la tanga de encaje entre mis piernas, notando los hilos de humedad que se formaban entre ellas.

Me incliné hacia adelante para sentir la temperatura del agua que iba llenando el jacuzzi.

-Uy preciosa, no te muevas, quédate ahí...

Desde atrás metiste la verga entre mis piernas. La cabeza morada rozaba mi vulva, mojándose ruidosamente. El placer me agobiaba, el escuchar tus gemidos, y los ruidos acuáticos que nuestros sexos hacían.

-Creo que no vamos a llegar al jacuzzi...
-Tienes razón...
-Uy está muy caliente el agua!! me senté en el borde de la tina. Te metiste en el agua y separaste mis piernas.

-Siéntante en esta toalla, porque ahora te voy a comer.

Notaba como mi vulva latía, estaba como al triple de su tamaño normal, los labios rojos e hinchados sobresalían entre los pelos, y no podía dejar de pensar en que es una especie de erección interna increíblemente obvia.

Creo que no hay mejor sensación, para contrarrestar las ganas de huír y la molestia de esperar, que la de una suave lengua lamiendo mis partes más íntimas. El placer es increíble, pero lo es más el verte abajo, concentrado en satisfacerme, en observarme, en hacerme venir antes de tomar algo para tí. Hay algo de majestuoso en esa imagen que percibes desde abajo, mi rostro enrojecido, transformado, jadeando, gimiendo entre los senos temblorosos vistos desde allá. Así me imagino tu punto de vista.

Tu lengua introduciéndose entre mis labios, subiendo, bajando, concentrándose en el clítoris, tu boca posándose sobre toda mi vulva, mientras tu nariz hace círculos justo en donde tu lengua estaba hace un momento. Mi mente se apaga, el tiempo se detiene, y mi sexo se contrae y se abre en espasmos infinitos. Unos segundos floto en la tierra de nadie, sin saber quien soy o en dónde me encuentro. Abro los ojos y te vuelvo a ver allá abajo, implorando mi atención, con tu boca sobre mi vulva.

Encantado me observas, sonries, te acercas, me besas, me huelo en tu boca, en la mía. Nuestras lenguas se trenzan, recargas tu espalda sobre la tina, y me deslizo entre tus piernas. Tu rabo se asoma por el borde del agua, y lo tomo entre los labios, lo chupo, me lo meto en la boca, lo succiono, subo, bajo, cierras los ojos, tu cabeza se inclina hacia atrás. No puede estar más duro, podría estallar. El agua me encanta, lubrica todo tan bien, o eso me parece. Está calientita, el agua, tu verga, tu cuerpo flota y el mío también.

-Preciosa, detente, estoy a punto de venirme, y todavía te la quiero meter...
-Está bien, guapo, te voy a enjabonar.

Tomo el jabón, y los vellos de tu pecho funcionan como esponja. Te convierto en una bolita de espuma, froto tus brazos, tu pecho, tu cuello, tu vientre, tu escroto. Te dejo bien limpio, me dices que es tu turno.

Te dedicas a enjabonarme el pecho. Tus manos sobre mis senos se sienten increíble. Subes una mano, bajas la otra, las metes abajo de mis brazos, en la espalda, entre las nalgas.

-Ya quedamos bien limpios, ahora te la voy a meter...

Me tomas de la cintura y me sientas sobre ti. Me encanta que entres de esa manera,  yo arriba, llevando el control. Así fue la primera vez que me la metíste, también
Justo en el momento en que entras en mí, los dos rugimos, me penetras, te dejo entrar. Esa sensación indescriptible podría recordarla aún después de años. Podrías rasgarme, romperme, tan grande te siento en mi interior. Recuerdo que el grosor de tu mástil es del ancho de mi muñeca. Creo que por eso te siento tan delicioso, tan enorme.
Y te cabalgo, de arriba a abajo, de adelante a atrás, reboto en el agua, rebotan mis senos frente a tu cara. Tu lengua los lame, atrapas un pezón entre tus labios, lo chupas, lo succionas, mientras tus manos sujetan mis nalgas.
-Preciosa date la vuelta, súbete en mi. Giro sobre tu pene, y te doy la espalda, tus manos toman mis senos y me acuestas sobre tu pecho. Me tienes ensartada desde atrás, tu pene de gancho no me suelta, entra y sale, tus manos acarician mi vientre liso, se meten entre mis piernas, tus dedos se cuelan sobre mi clítoris, trazan círculos infinitos mientas tu me coges sin prisa pero sin pausa.
Me gusta sentir tu aliento sobre mi oído, pero me yergo y en cuclillas me enderezo para metérmela y sacármela a toda velocidad, chapoteando en el agua.

-Creo que ya quedamos suficientemente limpios, vámonos al cuarto

Te sientas en el sillón, y desnuda, me siento entre tus piernas. Ahora todo está seco, hay que volver a lubricarlo. Metes tu pene en mi boca, golpeas el paladar con la cabeza, yo sujeto tus huevos, con una mano sostengo la base de tu polla. Te encanta, te gusta, metes los dedos entre mis rizos mojados. Te veo acercarte, alejarte, gemir, ese caminito que conozco que te lleva al orgasmo.

-Antes de que te vengas, quiero que nos vayamos a la cama y te subas arriba de mi y me la metas

Está bien, preciosa, te voy a filmar, vete a la cama.

Colocas la cámara en el mueble frente a la cama, y yo abro las piernas, y te pido que vengas.
Sumerjo los dedos dentro de mi, me froto el clítoris en círculos, siento esa increíble humedad. Y tu gozas observándome gozar, tu pene brica, se eleva, apunta hacia mi, yo lo observo, me relamo, veo tus ojos observando como me masturbo para ti ante la cámara.

Casi no puedes aguantar más las ganas de cogerme desesperadamente, pero sabes que siento exactamente lo mismo, te pido que vengas, que me la metas ya, por favor...

Gateas sobre la cama, te acercas a mi, te metes entre mis piernas, bajas la polla, la empujas entre mis labios, siento que mi cabeza da vueltas, y me la sacas

-No... todavía no te la voy a meter dices mirándome a los ojos sonriendo.

-Ya métemela por favor... (Te encanta que te lo ruegue)

Solo la cabeza roza mis labios, cierro los ojos, esperando que me penetres, rezando que lo hagas pronto, hasta el fondo...

Abro los ojos y los tuyos están enfrente, sonriendo, sin moverte

Pues si no me la metes, me la meto yo sola...

Mis piernas rodean tu cadera, y solita me penetro a mi misma contigo

Ries, me rio, te sorprendes, los dos reímos, cuando comienzas a moverte rápidamente sobre mi.

Y siento un placer indescriptible, que me taladra, crece en mi, tu barra cálida se funde en mis paredes, y me siento hembra por siempre, abajo de tí, goteas sobre mi rostro, respiras sobre mi boca, me besas, tu lengua ataca la mía. Y me voy a venir, contigo adentro, moviéndote rápidamente como tu lo sabes hacer. Mi boca se desliga de la tuya, gime mientas me vengo en tu pene, se contrae la vulva, se cierra con fuerza y mi pecho grita. Y tu me miras a los ojos, no los cierras, solo cierras mis piernas, tus huevos se presionan enmedio, entras y sales, hasta que suspiras en mi boca, tiemblas sobre mi, te desplomas en un grito agudo.

Te acuestas atrás de mi, me abrazas la cintura, los dos jadeamos, cada vez más lento, mientras empieza nuestra primera noche juntos

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