Seguidores

domingo, 28 de febrero de 2010

dos palabras


Son dos palabras de ti, que han dado un vuelco de 180 grados a mi perspectiva. Cuando finalmente pensaba que las cosas iban tomando su lugar, y nos estábamos adaptando a la nueva situación, de tu allá y yo acá, cada oveja con su pareja. Me comentaste el viaje que recientemente hiciste con tu mujer los dos solos, al otro lado del país donde viven, para encontrarse con algunos viejos amigos. Describiste como conseguiste que tu madre fuera a cuidar a tus hijos, la primera vez que dejarían a la pequeña de casi dos años, sería destetada durante ese viaje.
Atormentada, imaginaba tu estancia con tu esposa, y el pensamiento era casi insoportable. Además de que hace dos meses que no te veo físicamente.
Todo esto en cierta manera me daba la certeza de que pronto nuestra relación llegaría a su fin. Te habías reencontrado con tu mujer, y ya no me visitas.
Sin embargo, varias cosas no me cuadraban: tu insistencia en decirme cosas agradables, tu extraordinaria simpatía al llamarme, los sueños que me ibas contando que tenías conmigo, todos con un alto contenido erótico. Culpabilidad, pensé.
Finalmente sentía que poco a poco ibas saliendo de mi mente. Estoy segura de que lo notaste.
Aún mas insistentemente me buscabas por el messenger, y me llamabas por teléfono. Esa disparidad en las señales que me enviabas, prometía volverme loca por completo.
Tu mujer se unió a facebook. Como nos conocemos desde hace tanto tiempo, nos aceptamos como amigas.
Una extraña inquietud, me hostigaba cuando ella comentaba mis enlaces y escritos.
Se fueron nuevamente de viaje, ahora con toda la familia. Durante ese viaje, tu hija mayor descubrió el juego Pet Society, y me encontró como amiga.
Chateamos tu niña y yo, a través del juego, a las 6 am, durante su viaje, mientras te imaginaba en el cuarto de hotel, por ahi, con tu mujer, viendo como jugaba conmigo. Un leve escalofrío me recorría de pensar en estar metida en medio de su intimidad.
Dos días después, una llamada a través del skype, nuevamente me sorprendió. Tu mujer me llamaba, diciendo que su hija quería hablar conmigo, porque le gustaba mucho el juego de facebook. Hablamos de eso, de facebook, de su reciente viaje, del destete de la pequeña. Como si fuéramos un par de amigas de hace mucho tiempo. Los sentimientos se hacían cada vez mas confusos dentro de mi, porque no podía imaginar lo que sucedería si tu hija, o tu esposa se enteraran de nuestra larga relación.
Al día siguiente de esta llamada, recibo una tuya. Me dices que estás en otro continente trabajando, que piensas en mi, que me extrañas. Yo te digo que hablé recientemente con tu esposa.
Y me dices algo que me desconcierta aún mas.
-Preciosa, pues ten cuidado con lo que le dices, porque ella sospecha.
-¿Cómo que sospecha? ¿Qué sospecha? ¿Por que lo dices?
-Porque me preguntó si hay algo entre tu y yo ahora mismo, y si lo ha habido antes.
El corazón late fuerte, sonoro, rápidamente, bricando dentro de mi pecho. El aliento me falta, me siento mareada.
-¿Y que le dijiste?
-Que no hay nada ahora mismo, pero que antes de casarnos, salí varias veces contigo.
-¿Y por que lo dice? ¿Qué piensas tu?
-Dice que una vez que le dije que iba a desayunar contigo regresé a la casa y pedí de desayunar con mucha hambre. Y que otra vez que no le dije que te vería, me contradije.
-Bueno, pero hace mucho tiempo que no vienes, entonces ¿como es posible que piense que hay algo entre nosotros ahora?
-No se bien, pero te digo que lo sospecha.
Mi mente daba vueltas, todo lo que recientemente creía de la relación tuya y de tu mujer poco a poco se desmoronaba. El viaje de reencuentro no lo era tal, estaba surcado por la duda de ella, por la conversación en la cual ella está convencida de que le eres infiel.
Tratando de ordenar mis ideas, completamente confundida y asustada, te pregunto:
-¿Bueno y tu que piensas hacer?
-Yo ahora mismo que termine mi conferencia, me dedicaré a ver los videos de nosotros, y me masturbaré pensando en ti...
-Veo que la preocupación no te quita la calentura...
-Preciosa, es que tu no lo entiendes, no te acabas de dar cuenta, pero no veo que haya algo que pueda cambiar lo que siento por ti... TE AMO...
-...(!!!!!!!!!!!!!!!!!!!)
-¿Te imaginarías lo que sucedería si regresara a México?
-...¿Qué te gustaría que sucediera? (Siento que la respiración me ahoga, y el pecho se oprime)
-No me respondas con otra pregunta...
- Guapo, pero hace mucho tiempo que no nos vemos, a mi ya se me está olvidando todo eso...
-...Pues a mi no, y quiero que hagamos un viaje juntos...

lunes, 15 de febrero de 2010

infidelidad durante la preñez

Me encanta y me fascina ese estado de infidelidad voluptuosa en el que se sumergen bastantes hombres cuando su mujer está embarazada. Es encantador verlo una y otra vez, ellos buscando en el pasado, rascando en los recuerdos, tratando de encontrar un resquicio, una ceniza que haga renacer lo que algún día hubo fuera de su casa.

Y no es que esté generalizando, pero no creo que pueda ser casualidad que cuando una buena amiga lloraba en mi virtual hombro porque su marido la había dejado por una zorrita, justo cuando ella acababa de dar a luz, mi guapo empezó a hacerme el amor con sus palabras y su mujer esperaba al tercer bebé.

Casi, por un pelito, no me dejo seducir, y me solidarizo con su embarazada mujer, recordando a los recientes cuernos de mi amiga.

Es cierto, cuando una lleva la criatura adentro, algunos hombres voltean la mirada, y huyen. A mi marido también le pasó, recuerdo una vez en que furiosa le dije amenazante: "Ay de ti si me estás poniendo el cuerno, porque se lo digo a tus hijos..." cuando diariamente se escapaba temprano al gimnasio.

Mi buen amigo C está esperando su cuarta criatura, y aún él cae en el estereotipo. El otro día, cuando en el facebook pedía que mis amigos pusieran bajo mi estado lo que recordaban de cuando me conocieron, C me confesaba a través del messenger lo que nunca se atrevería a decirme a la cara, algo que si feisbuk lo publica lo mandan a dormir a la tina.

No puedo negar que me hizo el día, y que un inquietante sentimiento de notar una revelación ante mis ojos me llenaba el pecho. Casi no podía creer lo que mis ojos leían.

Y me preguntaba en que es diferente C que el guapo. Por que cuando C me busca no me brinca el corazón. Por que al guapo, a pesar de que me abandonó por segunda vez en la vida, no puedo olvidarlo. Por qué cuando llama a mi teléfono de larga distancia como hace 4 días, no puedo dejar de sentir esa opresión en el pecho. Por qué a pesar de que tanto a C como al guapo los conocí en el mismo lugar, a C nunca lo deseé. Por que a pesar de que estuvimos muchísimas más veces  juntos, nunca nos pasó por la mente besarnos  (bueno por lo menos a mi no). Por qué el guapo y yo nos atrevimos a romper todas la leyes, las de la diferencia de edad, las de evitar follarse a una alumna/profesor, las de seguir follándonos a pesar de estar comprometidos con otras personas, las de seguir cogiéndonos a pesar de tener cada quien su familia.

¿Qué es lo que nos atrae hacia una persona y no hacia las demás? ¿Por qué no puede uno dejar de sentirse atraído en un acto de voluntad?

viernes, 5 de febrero de 2010

tocándome


Lo habré hecho mil veces o muchas más. Todo empezó cuando apenas era mujer, y quería sentir eso que había leído en un libro. Antes lo había soñado, precoces sueños eróticos que terminaban en orgasmo. Despertaba exhaltada, confusa, mojada. Sin entender bien como había sucedido eso mientras dormía. Sorprendida de la intensidad, del placer. Con cierta culpa, por no haberlo experimentado con varón. Extrañada de que se desencadenaba sin absolutamente ningún estímulo físico. Era solo mi mente adolescente, casi niña, las hormonas que bombeaba mi joven corazón.

Recuerdo que me encerraba, y trataba de hacerlo rápidamente, lo más posible. Con un dedito remojado de saliva, untaba y frotaba mi clítoris. La sensación exhultante de como se abrían mis labios, como poco a poco escurría la humedad, como mi cuerpo se tensaba y comenzaba a sudar a pesar de estar inmóvil. Nada se introducía en mi.

Cerraba los ojos, no tenía ninguna imagen en la mente. Ni un hombre, ni una mujer, ni un pensamiento. Solo sentía las olas, los escalofríos, sentía nubes rojas, goteando, hasta que un relámpago las surcaba y mi cuerpo se dividía, se corría, y trataba de contener los gemidos involuntarios que salían de mi boca.

Jadeando me vestía, y rápidamente volvía a la realidad.

Pero a veces no podía evitar la tentación de volver a hacerlo, unas horas después.

Y me pregunto, ¿otras mujeres como lo harán? ¿A que edad habrán empezado?  ¿Cuando un hombre masturba a una mujer como lo hace? ¿Que dá mejor resultado?
¡Me gustaría leer tu opinión!

otras entradas

Blog Widget by LinkWithin