Seguidores

lunes, 30 de marzo de 2009

Presagio


Preciosa:

Hace muchas noches que te extraño.
Te busco en los recuerdos de mi cuerpo y ahí te encuentro.
El cabello rizado tratando de ocultar un cuello que quisiera morder.
Te encuentro con los ojos grandes observándome.
Concentrados en cada movimiento.
Al acercarme sonríes.
Me atrevo apenas a mirar tu cuerpo.


En ese recuerdo que mi cuerpo guarda de tu presencia cálida y amable, me siento inseguro:
¿Qué derecho tengo a observarte desnuda?
¿Quién me dio permiso a estirar la mano y tocar tu pecho que se sobresalta al contacto de mis dedos?
De todas formas lo hago:
Mi mano se resbala por tu piel; se detiene a veces al encontrar una concavidad presta, una curva silenciosa y estremecedora.

El único presagio es tu boca lista.
La mía te explora
se sumerge un momento en tus olores,
en la piel luminosa que parece explotar
debajo de las sombras que se alejan.


Cuando tu estiras la mano y me alcanzas,
me fijo en tus ojos que sonríen, parecen decir
"Mucho gusto". Es suficiente: me acerco a ti
y te abrazo de pie.
Ambas manos se enredan en tu cabello.
Y se desenredan.
Se atreven a tocar tu espalda y seguir hacia abajo
sobre las curvas silenciosas de mi locura.


Cuando te tomo en el aire y tus piernas rodean mi cintura,
parece como si el suelo que piso se agitara.
Se agitan todos los músculos de mi cuerpo.
En el suelo rodamos uno sobre el otro.
Nos alternamos.
Cabalgamos una llanura amplia,
donde solo la luz de las velas nos acompaña


La humedad de nuestros cuerpos parece una savia de vida
en la que nos sumergimos.
¡Cuánto calor!
¡Cuánto placer!
1994

domingo, 29 de marzo de 2009

conmovida por un amor mas alto


Puedo saborear
mas que sentir
esta quemazón por dentro
es tan real.

Casi puedo poner
mis manos encima
de la radiación calida
que se siente alrededor.

Conmovida, elevada más alto
Conmovida, mi alma esta en llamas
Conmovida, por un amor más alto.

Rindo todo el control
al deseo que me consume por completo
me lleva de la mano hacia el infinito
Reposa esperando adentro de mi corazón

Conmovida, elevada más alto
Conmovida, mi alma está en llamas
Conmovida, por amor más alto.

El cielo limitado en las alas del amor
hay tanto sobre lo que te puedes elevar

Rindo mi corazón y alma
sacrificados a una meta mas alta

Conmovida por un amor mas alto

miércoles, 25 de marzo de 2009

No importan dos

Mientras estoy acostada aquí contigo
la vergüenza yace entre nosotros
Hablamos de amor y confianza
que no importan

Aunque probablemente seamos los últimos en el mundo
nos sentimos como pioneros
diciendo nuestras esperanzas y miedos
entre nosotros

Y Oh! que sentimiento adentro de mi
puede durar una hora
las heridas no están sanando dentro de mi
y aunque se siente bien por ahora
se que es por ahora, solamente.

El sentimiento es intenso
tu me sostienes con tu mirada
y entonces me doy cuenta
que no importa.

lunes, 23 de marzo de 2009

Hoy mi deber


Hoy mi deber era
cantarle a la patria
alzar la bandera
sumarme a la plaza
Hoy era un momento
más bien optimista
un renacimiento
un sol de conquista
Pero tú me faltas,
hace tantos días
que quiero y no puedo
tener alegrías
Pienso en tu cabello
que estalla en mi almohada
y estoy que no puedo
dar otra batalla
Hoy yo que tenía
que cantar a coro
me escondo del día
susurro esto solo
Qué hago tan lejos
dándole motivos
a esta jugarreta
cruel de los sentidos
Tu boca pequeña
dentro de mi beso
conquista se adueña
no toca receso
Tu cuerpo y mi cuerpo
cantando sudores
sonidos, procesos
febriles temblores
Hoy mi deber era
cantarle a la patria
alzar la bandera
sumarme a la plaza
Y creo que acaso
al fin lo he logrado
soñando tu abrazo
volando a tu lado

martes, 17 de marzo de 2009

macho y hembra


-Preciosa, leí el mensaje que me enviaste el otro día y creo que no me gustó el título, yo no lo veo así, yo si creo que es amor.
A veces me parece una maravillosa descripción de nuestro amor, a veces me parece una velada protesta con un tono de tristeza, a veces como si me escribieras a mi, otras como si escribieras para un lector desconocido... imagino que por eso que el escrito es bueno, por que tiene muchos ángulos.
Estaré dando un curso en un hotel, y tengo 4 horas entre sesiones. Tengo tantas ganas de besarte, de abrazarte, de estar contigo, podemos comernos y luego comer juntos en el cuarto, ¿que opinas?
-Esta bien, guapo, cuando llegue ahí te llamo.

Estando en camino recibí un SMS en el cual me avisabas que el curso se estaba retrasando, y que estarías disponible media hora después. Yo llegué puntual y me dirigí a la cafetería a esperar tu llamado.
Llegó la hora y no aparecías. Impaciente, comencé a pensar en las citas que había cancelado, que finalmente hubiera podido atender. Un cuarto de hora después, decidí ir a echar un vistazo a las zonas de conferencias. Te vi hablando con otras personas en uno de los salones. Me dí cuenta de que la sesión del curso había terminado, recientemente, y por un segundo, nuestras miradas se cruzaron.
Me regresé al lobby del hotel, y te escribí un SMS: Me siento muy rara esperándote, te espero 15 minutos más.
La sangre dentro de mi comenzaba a caldearse, y veía el tiempo llegar casi al límite. No hay cosa que me enfurezca más que esperar...

Cinco minutos antes de que terminara el plazo, te vi pasar leyendo tus mensajes en tu teléfono, mientras te dirigías a la cafetería. Guardé mi libro, me levanté, tomé mis cosas, y te seguí. Mi teléfono empezó a sonar, eras tú. No contesté. Te vi buscándome en la cafetería, imaginando los pensamientos que cruzaban por tu mente, mientras intentabas encontrarme. Recibí un SMS: ¿Dónde estás?

Sonriendo, me dirigí hacia ti. Me miraste con un poco de miedo, coloqué un beso sobre tu mejilla.
-Guapo, ya me estaba empezando a enojar...
-Si me dí cuenta... vente.
Nos dirigimos al elevador, y posteriormente a la habitación. Me contaste lo difícil que ha estado el curso, tratando de contentarme. Comenzaste a desnudarte, para que tu camisa no se arrugara.

Nada mejor que estar encabronada, para tratar de encontrar la manera de reconciliarse.

Notaste mi cámara, y me preguntaste si traía el vídeo de la última vez, que no habías visto, solo a través de mi relato. Afirmando, te dije que inclusive tenía el cable para que lo pudieras ver en la televisión. Pusiste el vídeo en la tele, te acostaste en la cama y me pediste que me fuera contigo.
Me quité los zapatos, y me coloqué a tu lado. Hay algo muy extraño de acostarme en la cama contigo, como si fuéramos una pareja. Me imagino que así te acuestas con tu mujer, como yo lo hago con mi esposo y que por un momento, invadimos ese espacio.
Empezamos a ver el vídeo, y noté como movías la cadera hacia arriba, hermoso gesto que reconozco cuando un hombre empieza a tener una erección.

Veíamos en la pantalla como te comía el pene. Me abrazaste, volteaste hacia mi, y comenzaste a besarme. Me separé, diciendo mientras sonreía: ¡Mira el vídeo!

Comenzaste a acariciarme, muy suavemente, quitándome la ropa. Yo me dejaba hacer, mientras veíamos en la tele como me penetrabas por detrás.

-Esa es la parte que mas me gusta, cuando estás a punto de penetrarme, ¿notas como tu pene brilla al salir de mi?

Solamente te faltaba quitarme los calzones. Metiste un dedo adentro de mí
Uff como puedes estar tan mojada!
-¡Mejor dicho, como no! Contesté.

Dejaste tu dedo dentro de mi, como si mi vagina empapada fuera una parte tuya, mientras me acariciabas, me masturbabas, subías y bajabas tus manos por mi cuerpo. Empezaste a filmar con tu teléfono. Yo cogí entre mis manos tu pene, y lo metí un rato en mi boca, pero lo saqué para seguir viendo el vídeo. Lo tomé apretándolo con una mano ensalivada, como si fuera mi cetro.
Me colocaste un poco sobre ti, dándote la espalda, frotando tu miembro entre mis labios menores.

-¿que quieres?, preguntaste

-que me la metas, contesté

-Pues no te la voy a meter todavía, solo te voy a frotar por afuera... quiero que te mueras de ganas de que te la meta...

Yo intentaba por todos los medios, medio enojada, de introducirte en mi. Por segundos lograba meterme la cabeza, solo para sentir como me la sacabas rápidamente y me frotabas el clítoris con ella.
Me enloquece ese juego macabro de penetraciones intermitentes. Me hace sentir escalofríos, una terrible excitación y jadear ruidosamente. Por fin me la metiste hasta el fondo, empezaste a moverte, cambiando de ritmo, mientras apuntabas con la cámara hacia mi coño.

-Creo que se va a ver en el vídeo cuando tu vulva se venga...

Sentí un golpe de sangre en el coño. Estaba completamente enloquecida, como hembra en celo, mientras con un dedo presionaba mi clítoris hacia tu miembro.
Empecé a gemir, mientras sentía como me venía irremediablemente, como mi vagina se abría y cerraba, mientras tu verga entraba y salía de mi.
Te metiste los dedos adentro de la boca, y todavía no acababa de sentir las últimas contracciones, cuando empezaste a frotarme el clítoris en círculos, con tus dedos ensalivados. Fuerte, firmemente, con decisión. Yo gemía, como animal.

-¿Que sientes? preguntaste

Yo intentaba encontrar palabras para describir el placer que me desbordaba:

-Delicioso... contesté.

El vídeo de mi cámara ya había terminado.
-Vamos a tomar con tu cámara en el tripié, afirmaste.

Te paraste a acomodar la cámara y encenderla.
Volviste a la cama, y te colocaste abajo y a un lado de mi nuevamente. Tomando tu polla en la mano, lentamente la introdujiste en mi otra vez. Ahora con las manos libres, besabas mis senos, los estrujabas, apretabas y relamías, mientras movías la cadera con decisión.
Cambiabas de ritmo, te movías rápidamente, luego lentamente, hasta que dijiste:
-Ya no puedo mas.

Yo veía tus ojos entreabiertos, y la expresión de placer.
Rápidamente me colocaste boca abajo, e hincado atrás de mi, sujetando mi cadera con tus manos, te volviste a introducir. Movías la cadera a una velocidad vertiginosa, y apretabas y soltabas las nalgas, para entrar y salir ahora lentamente.

-Ahora si estoy a punto de venirme, anunciaste. ¿Quieres que ya me venga?
-Como quieras tu, respondí.
-¿Quieres que me venga así?

Voltée a ver tu rostro. Los ojos cerrados, el ceño fruncido, la boca entreabierta.

-¡Dámelo, dámelo, dámelo! te grité, mientras empezaste a venirte, dentro de mi, a gemir, a temblar, a la vez que diferentes músculos de tu cuerpo se contraían, provocando convulsiones.

Al ver el vídeo, no puedo dejar de pensar en que parecemos un par de mamíferos. Un macho y una hembra, en celo, enloquecidos de placer, cada uno en su papel. Veo mi rostro observándote en el coito, y no dejo de imaginarme una pantera en brama, abajo de su macho, despatarrada, abierta, entregada a la lujuria. Veo como tus músculos se marcan bajo tu piel, cómo tus nalgas se aprietan y se aflojan, como aparecen tus testículos entre tus piernas. Por segundos parecemos animales. Hermosos, lascivos.
Me besaste concienzudamente la espalda, antes de que me diera la vuelta colocando una pierna sobre tu cuerpo, abrazándolo.

-Que bueno que no me fui... te dije.
-Si, que bueno... Contestaste.

domingo, 8 de marzo de 2009

Estoy cachonda


Por alguna razón, mi mente se encuentra sumergida en la voluptuosidad, y de esa manera arrastra a mi cuerpo.

Por años, el sexo me ha importado marginalmente. Desde hace poco tiempo, los pensamientos lascivos me persiguen, me acosan, me impiden concentrarme. Se entrometen en mi mente.

Hoy en la mañana, nos sumergimos en la lujuria. Es muy erótico dejarse acariciar por horas, sentir los dedos de un hombre deslizándose por fuera de la vulva, sentir unos labios ajenos rozando los propios, sentir unas cálidas manos acariciando los senos, frotando los pezones, por largos minutos. Nuestra sesión de hoy me hizo recordar cuando éramos novios, y la finalidad de acariciarnos era solamente disfrutar nuestros cuerpos y sus sensaciones.

Grata sensación, de la seda del camisón sobre mi piel, siendo levantado por tus manos. De tu pene entre mis muslos, de tu piel sobre la mía. Sin prisa, como si el tiempo no corriera.

Sentir como la excitación lentamente sube, mientras el corazón late rápidamente. Sentir como tus caricias me provocan orgasmos, profundos, intensos. Tu generosidad para darme placer. Y no necesitar nada mas, que tus manos sobre mi piel deseosa.

domingo, 1 de marzo de 2009

Aunque no es amor, es algo.

Poco a poco, nos vemos menos seguido. Pronto te irás a vivir a otro país, y mientras eso sucede, tienes que estar viajando muy frecuentemente, porque ya estás trabajando allá.

Más de la mitad del tiempo, no estás. Llegará el momento en que te mudes definitivamente, y vuelvas a dejar el país, como lo hiciste hace muchos años, poco tiempo después de que nos conocimos.

Me sorprende esa extraña manía que tenemos de filmar cada uno de nuestros encuentros. Como cada vez suceden mas espaciados, es como si quisiéramos documentar cada beso, cada suspiro, cada caricia.

La última vez me pediste que llevara mi cámara de vídeo y el tripié. Por tu lado, llevaste tu teléfono con cámara, como siempre.
Dispusimos todo lo necesario: café, comida, cámaras, un cuarto de hotel, y nuestras ganas. Nos encerramos buena parte de la mañana. Yo solo tenía para recordar, mi versión del encuentro: El vídeo de mi cámara. Ayer descubrí nuevamente la diferencia entre pornografía dura y pornografía a secas, cuando me enviaste los vídeos que tomaste con tu teléfono. Mi vídeo es ejemplo de pornografía dura: Solo se ve el acercamiento de nuestras caderas, no se ven caras, no se perciben sentimientos, no se ven las personas, solo partes de ellas, pero si se ve con detalle como frotas mis nalgas, aún vestida, como metes las manos adentro de mi ropa para tocar mis senos, como lentamente desabrocho tu pantalón, tu camisa, y tu pene salta en escena, morado y erecto, cuando hago hacia abajo tu ropa. Lo tomo entre las manos, que están frías, mientras lo estrujo, y jalo, masajeándolo. En tu vídeo, que es ejemplo de pornografía a secas, tenemos otra versión de la escena: Tu imagen empieza antes, cuando estás frotando mis caderas con tu mano libre, la cual introduces entre mis piernas, para frotar mi vulva. Yo las abro, para que tengas acceso libre a tus caricias. Veo en el espejo tu mirada, clavada en mis nalgas, viendo como tus dedos aparecen y desaparecen entre ellas, y yo suspiro. Con la otra mano sostienes la cámara apuntando al espejo, mientras cierras los ojos y me besas. Ese beso, esa unión de nuestras bocas hambrientas, con los ojos cerrados, que por segundos se ve en el vídeo, sugiere que, aunque no es amor, es algo.

Siempre es conmovedor, notar una vez más esa fijación visual que tienen los hombres: Es claro que me tienes en frente de ti, y que la visión de mi cuerpo, aún vestido, te excita, te provoca a tocarme, aparecen en escena mis pechos, e inmediatamente tus manos entran en mi ropa, para tocarlos. Te deleitas, como siempre lo has hecho, magreándome, gozándome, como si fuera una muñeca, cuyo cuerpo hubieras de aprovechar mientras puedes.

Me pides que me siente, mientras te colocas en frente de mi, con la polla justo a la altura de mi cara. En mi vídeo, se ve básicamente tu pene frente a mi cara, y como, chorreando, embarro tu líquido viscoso, entre la grieta de la punta, y como lento, despacio, con la lengua trazo caminos desde la base hasta la punta, como lamo la cabeza, como finalmente la introduzco en mi boca, mientras sostengo apretadamente el tronco con una mano, y con la otra presiono fuerte el espacio entre los testículos y el ano.

En tu vídeo, en cambio, la imagen se ve desde arriba, y al tener la cámara cerca de tu cara, se escuchan tus jadeos, como pronuncias mi nombre repetidamente; como, mientras tu pene entra en mi boca, con la mano libre acaricias mi brazo, como agradeciendo mi atención.

Una de las partes que más disfruto de nuestros vídeos, es escucharte: tus jadeos, tus suspiros, las respuestas guturales a mis caricias. El ver como estás intentando desabrochar por completo tu camisa para quitártela, pero te detienes, cuando mi lengua sobre tu pene, impide que te puedas concentrar en los botones. Como cuando intentas quitártela con una mano, te detienes con la camisa a medio hombro, mientras exclamas "oh, dios..." disfrutando los lametazos que doy sobre los restos de tu frenillo

Detienes tu vídeo, pero el mio, sobre el tripié, sigue tomando. Ahora tienes las dos manos libres, y las colocas a ambos lados de mi cabeza, suavemente, introduciendo tus dedos entre mis rizos largos, como intentando entrar lo más posible dentro de mi boca. Repentinamente, acercas tus manos hacia mi, levantándome, rápidamente, mientras vuelves a acariciar mi trasero, fuerte, metiendo las manos en la ropa, y comienzas a desabrocharme con premura el pantalón, tus manos intentando bajarlo, con dificultad, porque están ajustados, y aparece mi pequeña tanga, que también corres hacia abajo, lo mas pronto posible. Es increíblemente excitante el hecho de que un hombre te baje los calzones sin más, con tanta prisa, y que repentinamente no haya un pedazo de tela entre los dos, que impida que los sexos se junten. Me enloquece pensar que en breve seré penetrada, que entrará en mi un pedazo de ti que tanto placer me da.

Rápidamente me das media vuelta, me inclinas hacia adelante, y acomodas el tripié para captar el momento en que te introducirás en mi, mientras tomas nuevamente tu cámara. Decides que antes de eso, te deleitarás frotando tu rabo entre la grieta de mi redondo trasero. Pareciera imposible, pero tu pene, al sentirse entre mis nalgas, crece aún más, la piel, que está tensa, como a punto de reventar, se desliza, formando unas arruguitas, cuando la frotas contra mi.

En tu vídeo, aparecemos los dos, frente al espejo, yo sin blusa, sin tanga, con mi delgado cuerpo blanco, doblado hacia adelante, sosteniéndome sobre la silla, y tu, con tu cuerpo moreno, brilloso, atrás de mi, tomando saliva con tu mano, y embadurnándotela en la punta de la verga.

Te digo, mientras sonrío: "¿Tu crees que eso se necesita...?"

Me preguntas: "¿No?"

Mientras siento tu miembro entrando en mi, deslizándose suavemente, abriéndome irremediablemente, mientras mi sexo escurre de placer.

Jadeo, jadeas, respiro rápidamente, cierro los ojos, y tu dices Ohh Ohh Ahhh mientras tu pene entra y sale lentamente, comienza a brillar con mis líquidos, a aparecer, a desaparecer entre mis nalgas, apenas dejando la punta adentro de mi vagina.

En tu vídeo se ve como frunces el ceño, y yo comienzo a acariciarme el clítoris con mis dedos. Tomas un poco de humedad de mi coño con tu pulgar, y suavemente lo introduces hasta la base en mi culo, mientras jadeas.

Hay algo muy erótico, de ver nuestros pantalones, aún enrollados en los tobillos, impidiéndonos dar un paso sin caernos. Como si la urgencia por penetrarme fuera tal, que no hubiera tiempo para desnudarse por completo antes de hacerlo.
Mueves la cadera de un lado a otro, bailando, atrás de mi, y el cambio de movimiento y de sensaciones, me excita aún más. Por un segundo, tu pene se sale de mis entrañas, y lo vuelves a introducir, completamente, hasta el fondo, mientras dices: "Es increíble cuanto mojas..." A lo que respondo: "Es porque me enloqueces..."

Entras y sales, lentamente, luego rápidamente, y en mi vídeo, solo se ve el movimiento de las caderas. Un breve segundo se nota cada vez que entras, como la piel de tu miembro se estira, como si mi vagina lo succionara hacia adentro. En el tuyo, se ven nuestros cuerpos completos, y yo miro tu rostro, como encoges el cuello entre los hombros, abres mucho los ojos, abres la boca, doblas hacia abajo la mano libre, y en una mueca grotesca, llena de un placer animal, observas, con incredulidad, como meneo la cadera de adelante hacia atrás. "me encanta que te muevas tu..." me dices con los ojos abiertos como platos. Colocas la mano sobre mi espalda imprimiendo un nuevo ritmo, y la levantas hacia arriba, como haciendo un pase mágico.

Sin salirte de mi, rodeas con tu brazo mi cuerpo, y comienzas a caminar hacia atrás, hasta sentarte en la cama. Encima de ti, con una mano desabrochas mi sostén, mientras con la otra filmas hacia el espejo. Mueves la cadera de arriba a abajo, mientras acaricias mi pecho.

Te recuestas sobre la cama, mientras yo apoyo ambas manos sobre tus muslos. De espalda a ti, levanto y bajo suavemente mi cuerpo, con las piernas cerradas, sintiendo tu verga entrar hasta el fondo de mi. Tu respiración tiembla, se entrecorta, repites mi nombre muchas veces, dices "si...si...si...que rico, me encanta..., es increíble desaparecer así..." Sé que te fascina, que te mueres de placer, que tienes un terrible conflicto, entre esa necesidad apremiante de venirte, de correrte, de dejarte llevar por el deseo, y a la vez, estar esperando, porque yo no me he venido.

Sin salirme, comienzo a girar sobre tu pene, sobre nuestro punto de unión, y me coloco sobre ti, cabalgándote, ambas piernas a tu alrededor. Yo también muero por correrme, lo antes posible, ya casi no puedo mas, pero necesito verte, y sentirte por enfrente para lograrlo. Comienzo a agitar la pelvis, de adelante hacia atrás, frotándome contra ti, agito las nalgas, rápida, vertiginosamente, sintiéndome a punto de explotar, mientras tu repites: si....si.....si....si.... y de mi garganta surge un gemido profundo, que hace desplomarme sobre ti. Un placer enorme, que me sobrecoge, y me hace sentir como si todo girara alrededor. Me das unos momentos para recuperarme, pero aún no ha terminado la sesión de placer. Hincada sobre la cama, colocas tu cabeza entre mis piernas, y empiezas a recorrer con tu lengua mi recién venido clítoris. Ahora la respiración entrecortada y los gemidos salen de mi garganta, mientras pienso como es posible sentir tanto placer en tan poco tiempo. Yo gimo, mientras intento, sin mucho tino, filmar con tu teléfono. Otro orgasmo me sobrecoge, cuando me dices que ahora quieres hacer un 69. Tomas una almohada y la pones bajo tu cabeza, mientras con tu boca succionas mi clítoris, e introduces un dedo en mi vagina y otro en mi culo. Yo en el otro extremo intento comerte, follarte con la boca, concentrarme en lo que hago, mientras recibo ese tipo de estímulo por el otro lado.

Una vez que empiezo a venirme de esa manera, los orgasmos se suceden continuamente, si el estímulo continúa. Y tu boca, experta en el arte, hace el trabajo que tan bien sabe hacer. Siento tu lengua entrando en mi, ¿o es un dedo? siento tus labios tomando los mios, siento tu lengua moviéndose sobre mi clítoris, y yo saco tu rabo de mi boca, me da miedo morderlo mientras me corro, nuevamente. La imagen del vídeo ya no apunta a nada en especial. A ratos apunta a mi lamido polo inferior, a ratos a mi boca llena de tu miembro. A ratos solo se escuchan suspiros, parecidos al llanto.

Me cuesta mucho trabajo concentrarme durante el 69. Las sensaciones me impiden percibir lo que debo hacer para que te puedas venir. Me lamía la mano, la apretaba alrededor de tu pene, mientras este entraba y salía de mi boca. Por fin empecé a notar que estabas cerca, y decías así... así... y tu polla empezó a latir adentro de mi boca. Casi gritabas, casi llorabas. Gimoteabas como un bebé. Tu semen brotaba, a chorros, adentro de mi boca. Yo lo tragaba, como si fuera dulce de leche.

Es entonces que he estado pensando en la diferencia entre ver un vídeo donde solo se ven partes de personas, sin contexto, un pene, una vulva, entrando en sí mismos, y un vídeo en el cual se ven los gestos, las caras, las personas detrás de los genitales. Y es gracias a esa diferencia, en la que se puede notar que es fácil tener un desliz y creerlo todo; sin embargo aunque no es amor, significa algo.
"It's easy to slip away, and believe it all..Though is not love, it means something"
Depeche Mode

otras entradas

Blog Widget by LinkWithin