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jueves, 27 de agosto de 2009

te miro temblando


Temblando voy en el auto. Tratando de respirar tranquilamente, de contener los suspiros, de relajar esa tensión que me oprime el pecho.
Mi corazón desbocado, no puede ocultar la emoción. Estoy en camino, voy hacia ti.
Llego al hotel, y estaciono. Tomo mi bolso, y me dirijo al 304, donde me esperas. Es muy temprano, apenas empieza el día.
Me recibes recién bañado, enrebozado en una bata de toalla, y en cuanto entro a la habitación me abrazas, me estrechas, te sujetas de mis nalgas y hundes la lengua en mi boca.
¡¿Hola Preciosa, cómo estás?!. Me abrazo de tu cuello, aspirando tu aroma, sintiendo tu corazón latiendo sobre el mío y tu pene erguido asomándose por arriba de tu calzón, entre la bata abierta y mi abdomen.

-¿Bien y tu?.
-Mas o menos, mi papá sigue muy grave...
-Lo siento, guapo...

Nuevamente me abrazas y me besas.

Mientras lavo la fruta que traje, y platicamos, tu te colocas en el sillón, semidesnudo. Me miras y me acerco, y me siento entre tus piernas. Te desnudo por completo, observando tu erección, y tu rostro detrás, tu pene en medio de tus ojos, respirando agitadamente. Todos tus músculos se tensan y te contorsionas, cuando mi lengua se posa sobre tu frenillo. Muy levemente, te toco con la boca, te hago cosquillas con la lengua, que recorre suavemente la cabeza, en círculos, mientras te veo a los ojos. Tu pene parece explotar. No puede apuntar mas hacia arriba. Por unos segundos lo observo, notando las gruesas venas y el impresionante grosor.

-Guapo, ¡todavía no le hago nada y ve como está!... te digo mientras echas la cabeza para atrás y suspiras.

Te lamo, te chupo, te sujeto de los huevos. Succiono intentando acomodar la gruesa cabeza sobre mi paladar. No cabes, la ciruela no me cabe completa en el techo de la boca. Con la lengua hago un masaje sobre el frenillo, tu gimes, jadeas, te mueves. Estamos asi un rato, tu verga danzando en mis labios, entrando y saliendo, haciendo ruidos acuáticos. Empiezo a desnudarme y me pides que me aleje, que me desnude frente a ti. Me quito la ropa, excepto la lencería,
y me miras
y me vuelvo a sentar entre tus piernas. Metes la mano adentro del brasier, jalando mis pezones, mientras yo me lo quito, y coloco tu pene entre mis senos, apretándolo, mientras me lo introduzco en la boca. Adelantas la cadera, hacia arriba, hacia abajo, mientras suspiras.

-Preciosa, ahora siéntate tú, me toca comerte...

Sonrío, anticipando el placer que me espera. Y quedo completamente desnuda.

Ahora tu estas entre mis piernas, colocas un cojín bajo mis caderas. Casi sin tocarme, de la manera mas leve posible, tu lengua me toca de abajo hacia arriba. Observo los hilos que se forman con mi humedad. Estoy goteando, muriéndome de deseo, de impaciencia. Soplas sobre mi vulva, siento tu aliento cálido estremeciéndome, casi no me tocas. Me besas los muslos, pero tu lengua no se posa en mis labios. El deseo me consume, me hace temblar. Y tiemblo mientras te miro.

-Guapo, tócame, YA!
mis manos agitadas intentan acercar tu cabeza hacia mi. Y me lames, lentamente, siento esa suavidad sobre mi sexo, ese humedad que se confunde con la mia. Y me miras, me ves a los ojos, besando mis partes más íntimas, introduciendo tus dedos, a la vez que succionas mi clitoris.

Siento un cosquilleo sobre los muslos, en la entrepierna, un agradable calor que finalmente explota en mil colores, me agito, me revuelvo, mientras tu me sujetas con las manos y no separas tu boca de mi sexo.
Me abrazas, me esperas, me contienes mientras regreso a la realidad.

Guapo, ven, bésame...

Sobre el sillón, me besas, siento mi sabor en tu boca, y tu pene tanteando sobre mi vulva. Decididamente entras en mi, lenta, profunda, amorosamente.

Precioso, ven, prestame tu mano, pon tu dedo justo aquí.

Tu pulgar roza suavemente mi clitoris, mientras me coges, me la metes, me la sacas, entras y sales rítmicamente.

Ya casi me estoy escurriendo del sofá, entonces me tomas de la cintura, te sientas a mi lado, y me montas sobre tí. Mis pechos quedan justo en frente de tu boca, y como un bebé, te prendes, los besas, los succionas, los lames.

Y yo, temblando, siento como me sujetas de las nalgas, las haces hacia arriba, hacia abajo, de manera salvaje, me penetras como una bestia, y yo te miro, te veo a los ojos, te pido, no dejes de verme, me miro en ti, mírame, mírame guapo, mientras me vengo, me voy, otra vez...abrázame fuerte...

-Preciosa eres deliciosa...ven, vamos a la cama...pero primero cómeme mas...

Y me levanto y me coloco otra vez entre tus piermas, y veo otra vez tu morada espada, entumecida, brillosa de mis jugos, y vuelvo a percibir otra vez mi sabor en ti. Y no te suelto, te devoro, succiono con fuerza, entras y sales, y se que pronto te vendrás, así que te suelto inesperadamente. Me volteas a ver desconcertadamente, jadeando

-Para que veas lo que se siente...jajaja

-...Vamos a la cama.


Nos acostamos de lado, tu atrás de mi, vuelves a entrar, en mi, desde atrás, pero de lado también, y te chupas los dedos, y comienzas a hacer círculos en mi clítoris, mientras me tocas, recorres mi cuerpo, mi seno en tu boca, y me ves, me observas, me miras. Y yo te miro, y tiemblo, te abrazo, y me pregunto qué es esto, como es posible sentir tanto placer, tanto en tan poco tiempo. Y te colocas abajo de mi, mientras yo te doy la espalda, y desde abajo entras en mi. Mis nalgas se aprietan sobre tu abdomen, y con las manos recorres mi cuerpo, de arriba a abajo, acaricias mis pechos, recorres mi cintura, tocas mis nalgas, me gozas, disfrutas sintiéndome.

-Preciosa, siento tu cuerpo delicado, suave, esbelto, y tus nalgas deliciosas sobre mi, eres solo nalgas y senos, preciosa, te quiero... ¿que quieres ahora?

-Quiero que te subas sobre mi, y que entres otra vez...

Y me abres, las piernas, la vulva, con tu verga, entras,
y yo te miro
temblando

No desviamos la mirada, no dejas de verme, solo somos una hembra, un macho, convertidos en uno, buscándonos mutuamente, uno adentro del otro.
Y me buscas, me encuentras, tu hueso pélvico frota mi clítoris, apretadamente, siento tus pelos en los míos, y tus ojos en los míos, y nos vemos. No quiero dejar de verte, nunca, verte mientras me corro, otra vez, intento verte pero el orgasmo cierra mis ojos, los rueda hacia atrás.
Quiero verte, temblando, no puedo abrir los ojos.

Pero los abro, y tu sigues buscándote en mi, y sigues mirándome, fíjamente, de un modo como nadie me ha visto.

Y me encuentras, te encuentras en mi, Preciosa, me vengo....ahhhh
No cierras los ojos, no dejas de verme.

Y yo te miro temblando.

martes, 18 de agosto de 2009

¿Cuál es?


Nadie creería que las dos viven en el mismo cuerpo. A veces yo misma las confundo. Ellas son amigas, pero no les gusta saludarse en público. En la intimidad, saben que son hermanas del mismo dolor. En la oscuridad se abrazan. Se cuestionan la una a la otra. Se platican sus penas. Se besan en los labios.

En la luz, se niegan mutuamente. Caminan separadas. No se voltean a ver.

Una es una señora normal. Tiene treintaitantos. Está casada, tiene varios hijos. Tiene un trabajo que le permite atender personalmente a sus hijos. Es un poco rara, porque pierde mucho tiempo en un trabajo voluntario que le da mucha satisfacción personal, pero le impide hacer todo lo que quisiera. Hace las camas, lleva los niños al colegio, les hace la comida. En su trabajo, disfruta mucho el contacto con los jovencitos. En la noche, hace la cena, habla con su esposo. Recibe muchas llamadas por teléfono al día. Vive en una sociedad con poco criterio, rodeada de parejas iguales a la suya.

La otra también es normal. No es una señora en el sentido mas extenso de la palabra. En realidad es una zorra. Pero en buen sentido. A veces le da risa que duden llamarla zorra, porque ella está encariñada con esa imagen. Vive en ese cuerpo, que algunos intuyen sensual. Sabe que hay más, porque lo ha probado. Durante el día, los pensamientos eróticos invaden su mente. No lo puede evitar. Mira a los hombres, y desea algunos. El coño le late, mientras imagina la verga caliente de ese moreno que vió en la calle. Cuando está sola, se desnuda. Se rodea de imágenes de cuerpos danzando, calientes, follando. A veces las imágenes están fuera de ella, a veces adentro. Se procura el orgasmo de manera pródiga, una vez, otra más, y si hay tiempo, aún mas.
Escribe, a cuanto quiera leer, sus más grandes intimidades. Habla de sus órganos reproductivos como si fueran sus amigos.
Se escapa, se fuga, con el hombre que más desean sus entrañas.

Nadie creería que son la misma persona, a veces yo misma las confundo.

¿Por que no pueden coexistir, por qué no pueden salir del closet, tomadas de la mano?

¿Cuál soy en realidad?

viernes, 14 de agosto de 2009

yo también te extraño



Yo también te extraño. Ayer justamente estaba pensando en qué opinarías del lugar donde vivo y en lo mucho que me gustaría que lo vieras. Imaginaba que tu siguiente congreso era aquí y pasabamos unos días juntos, felices, paseando de la mano y llenándonos de placer de todas las maneras posibles... en todas las esquinas de esta ciudad maravillosa.


Yo también te extraño.
Extraño tu cuerpo delicado y las maravillas que hace.
Extraño tus nalgas cabalgando sobre mi.
Tu boca hambrienta.
Tu vulva húmeda, muy húmeda que se llena de mi y me derrite.
Extraño el sonido intenso de nuestro amor.
El olor, el sabor de tu sexo.
Extraño sentir que mueres de placer en mis brazos.
Extraño el orgasmo, la intensidad del orgasmo al que me llevas... cuando siento que me voy a morir viniéndome en ti... y quiero hacerlo por horas.

Yo también te extraño.

sábado, 8 de agosto de 2009

costado

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