Seguidores

martes, 30 de diciembre de 2008

La más suigeneris declaración de amor


Mi mejor amiga me invitó a una exposición, en una galería de arte, de obras de su hermano. Esto sucedió cuando salíamos de la adolescencia. Ya había ido a varias exposiciones suyas, pero en esa ocasión, mi amiga insistió mucho en que fuéramos juntas. En realidad, en ese momento, el apenas empezaba su carrera artística.

El, es artista plástico. Afortunadamente, en la actualidad, sus obras son muy exitosas, se venden muy bien en todo el mundo y le va excelentemente.


Aún recuerdo el lugar, una casa antigua, en un barrio intelectual, en la cual las obras estaban expuestas en todas las habitaciones del piso inferior.

Era la tarde, y había bastante luz. Entramos mi amiga y yo, y cuando empecé a ver los cuadros, que mas bien eran ovalados, sentí un fuerte golpe de adrenalina. Un sentimiento de ahogo, y el corazón latiéndome a toda velocidad.

Volteaba hacia una pared, ahora hacia la otra... entraba en una habitación, y salía, exhaltada.

Una extraña revelación se encontraba ante mis ojos... en todos y cada uno de los cuadros de la exposición, habían partes mías...

Mis ojos, partes de mi cuerpo... Mi nariz por allá, mis facciones...estaba disectada en todos los cuadros. Lo que más recuerdo eran los rizos, mi pelo, exhuberante, ensortijado, explosivo, delineado.

Montañas de rizos dibujados en todos los cuadros...

Con incredulidad miré a los ojos a mi amiga, esperaba una negación de lo que aparecía ante mi vista, una mirada tranquilizadora...

Me miró asintiendo, no negando...

El nunca me dijo una palabra, me amaba y había estado enamorado de mi por años. Nunca lo dijo porque yo amaba a otro.

Pasaron por mi mente las incontables tardes en que veíamos sentados la televisión, uno al lado del otro. Las veces que fuimos al cine, a tomar helados...

Hace poco lo ví en el entierro de su madre. Nos abrazamos por largo rato, llorando, sintiendo...

lunes, 29 de diciembre de 2008

Revelaciones acerca de mi


Fácilmente, podemos imaginar que una persona es de cierta manera, pero en el fondo, o a la vez, es de otra.
Hace mucho tiempo, me escribiste en una carta:
"Siempre me ha sorprendido verte, observarte tan fragil, tan delicada. Delgada como a punto de quebrarte. Clara como un beso de luna. Siempre me sorprende verte así, y saber, sentir, saberte tan grande, tan rica de placer. ¿Cómo puede caber tanto placer, tanto erotismo, tanto sexo dulce, embriagador, violento, en un ángel tan ángel? Y después verte en silencio, vestida, con las manos unidas, me parece increíble. Algo en mi dice que solo te falta la aureola ¿Pero como puede una niñita ser así entre mis brazos? ¿Cómo puede besarme, morderme, rasguñarme, gemir y reir conmigo adentro? ¿Cómo puedes?"
Cuando escribiste eso, me sorprendí. Porque notaste algo en mi que yo era incapaz de percibir. Yo no conocía otra manera de ser, simplemente, era. Tu me provocabas tanto erotismo, que te besaba, te mordía, te rasguñaba, gemía y reía contigo adentro.
Y después de muchos años, causas las mismas sensaciones intensas en mi. De solo pensar en ti, me derrito, literalmente.
La contradicción, aparentemente, viene de la unión de esta situación, con mi apariencia física.
Soy un ángel fecundador de los campos, que solo le falta la aureola, soy un hada, soy una princesa antigua, soy una muñeca de porcelana, soy una pintura de Bouguereau... eso es lo que se ve por afuera, eso es lo que he escuchado... Pero la diosa de pasión, la diosa de la fertilidad-sonrisa, la que alberga tanta lujuria bajo una piel de ángel, la que se funde y muere de placer cuando la penetras, esa... solo la ves tú.
Esa es mi arma de defensa, la pared detrás de la cual me escondo, y mi principal contradicción. Nadie se la imagina...Solo tu sabes todo el sexo violento, dulce, embriagador, que hay dentro de mi. Es mi regalo para tí... Me crearon tus anhelos, tus manos, tus sobresaltos...

sábado, 27 de diciembre de 2008

Preludio e Interludio


A través del messenger, planeamos nuestro encuentro

-Preciosa, puedes llevar café? tengo ilusión de tomarlo contigo en la cama..

Tengo muchas ideas, estoy pensando como voy a venirme en ti. Me gustaría acariciarte mucho, comerte y luego venirme adentro.

-Si guapo, yo quiero que me hagas desearte, y que cuando me la metas, esté cerca de correrme. Quiero morirme de ganas de que me penetres...


...Después de nuestra taza de café, empezamos a besarnos en la cama. Delicioso sabor de tu boca a café recién hecho. Empezaste a tocarme, mientras yo metía las manos adentro de tu pantalón, sintiendo tus nalgas, introduciendo los dedos entre ellas. Comencé a desabrochar tu cinturón, mientras tu acariciabas mis senos. Te quitaste la camisa, y yo me quité casi toda la ropa. Quedamos tu desnudo de la cintura para arriba, los pantalones a media pierna y yo con mi camisón de seda rojo que traía abajo.


Te colocaste de rodillas sobre la cama, yo me acosté transversalmente enfrente de ti. Pusiste tu pene arriba de mi cara y comencé a lamerlo por abajo. Chupaba tus testículos, y daba lengüetadas por todo el tronco. Tu comenzaste a frotar mi clítoris con tus dedos extendidos, tomabas humedad de la abertura de mi vagina, y la embadurnabas sobre mi vulva.


Con trabajo, ya que estabas descomunalmente erecto, apuntando hacia el cielo, logré colocar la cabeza de tu pene adentro de mi boca. Una leve succión que al soltarla hacía un ruido, causó que empezaras a jadear. Tomé tu pene apretándolo con una mano mientras con la otra presionaba en el espacio entre tu ano y el nacimiento de tu miembro. Comenzaste a suspirar, mientras introducías un dedo en mi vagina. Yo te miraba a los ojos, mientras tenía tu cabeza pequeña en mi boca. Te colocaste a cuatro patas sobre mi, y comenzaste a lamer mi vulva mientras yo en el otro extremo intentaba introducir toda tu hombría en mi boca.


Terminaste de desnudarte y te pusiste sobre tu espalda mientras me pediste que me colocara sobre ti, haciendo un 69. Recostada sobre tí, con las nalgas enfrente de tu cara, intentaba volver a introducirte dentro de mi boca. La excitación y mi agitada respiración, me impedían mantenerte todo el tiempo adentro de mi. Sentía tu lengua entrando y saliendo de mi, y como besabas mis labios pequeños como hacía un rato lo hacías con mi boca. Comencé a deslizarme hacia atrás hasta que mi boca quedó encima de la tuya y te besaba con nuestras caras alternadas.

Me coloqué sobre la espalda y te pedí que me comieras en esa posición. Me gusta mucho ver tu hermoso rostro lamiéndome. Tu me succionabas concienzudamente, mientras yo con la mano acariciaba tu cara, y revolvía tu pelo. Te pedí que introdujeras un dedo dentro de mi. Tu lo introducías y sacabas mientras no dejabas de lamerme.


Sentía una excitación increíble, cuando te pedí que frotaras tu pene sobre mi vulva. Colocaste una almohada abajo de mi cadera, y empezaste a acariciarme de adelante hacia atrás con tu miembro. Casi no podía soportar el deseo de que me tomaras de una vez por todas. Percibía un hormigueo en la entrepierna, presagio del orgasmo y que mi vagina estaba a punto de cerrarse de la hinchazón.


Te pedí: "Guapo métemela ya, no puedo mas..." Escalofríos, mientras sentía como entrabas en mi. Comenzaste a entrar y salir rápidamente, hincado en la cama, mientras yo acostada boca arriba, presionaba con los dedos mi clítoris contra tí. Acercaste tu rostro al mío, y empezaste a besarme el cuello. Sentí las olas de placer que nacían de mi vagina, mientras con voluntad propia se cerraba y abría apretando tu polla. Me quedé inmóvil, gimiendo, disfrutando la sensación, mientras tu te seguías moviendo sobre mi. Un momento después empezaste a gemir también.


Así fue como festejamos, a nuestra manera, la Navidad.

martes, 23 de diciembre de 2008

Eres mi mujer, ¿por qué no vienes a mi?



Eres mi mujer, ¿por qué no te desnudas y te tiendes a mi lado? ¿Por qué no alargas una mano y te apoderas de mi sexo como lo hacías antes? ¿Por que no te inclinas hacia el y lo lames? ¿Acaso no lo hace así una amante? ¿Una amante que hace tanto tiempo que espera? ¿Por qué tu no? ¿Por que no te desnudas como lo hacías antes y andas ante mi con tus pechos erectos y las nalgas duras que parecen melones maduros, orgullosa de gustar y de gustarme, y de hacerme comer y beber de ti hasta la saciedad? ¿Por que no rondas por la casa con un vestido entallado, que esconda e insinúe, y que me haga crecer el deseo de besarte y tomarte? ¿Aburrimiento, desinterés, pudor?

Siempre tienes cosas que hacer, siempre estás ocupada. Y si me acerco a ti, si te acaricio las nalgas, si te meto la mano por debajo de la ropa y te bajo los calzones me empujas, "no estés molestando", me dices, o "tengo mucho que hacer". Y es verdad, haces muchas cosas. Pero para serte franco, a veces tengo la sensación de que no te importa mucho el sexo, por lo menos no le das la misma importancia que yo. ¿Pero hay algo más importante, me pregunto yo, que dar y tomar placer?

¿Sabes que? me gustaría tener una amante que me espere ardientemente, que cuando me vea ya esté preparada, ya esté mojada. Que yo lo note estando ella todavía vestida. Que lo note por su manera de acercarse a mi, de andar, de sentarse. Notar que tiene un estremecimiento entre las piernas, un temblor de placer. Preparada para desnudarse, la abrazo, la beso y ella se arrodilla ante mi para metérsela en la boca. Es increíble este gesto para un hombre, sobre todo cuando lo hace una mujer hermosa, te altera. Un gesto que un hombre no puede hacer. Un hombre arrodillándose ante una mujer hace un gesto de adoración, no un gesto erótico, porque solo podría besarle el vientre, que siempre tiene algo de sublime, de materno. Pero esa flor carnosa, la flor del deseo, está recluída entre las piernas. La mujer debe sentarse o acostarse para poder besársela.

A lo mejor no lo sabes, a lo mejor no entiendes, la importancia que tiene para nosotros los hombres, pero yo deseo a una mujer que se deje explorar como un túnel, como una casa. Me gustan las mujeres, me gustan todas, me gusta eso que está escondido. Cuando llevan minifalda, mi mirada corre obsesivamente hacia arriba, buscando algo que ni tan solo se que es, pero es mi meta. La sed de mirar que tenemos los hombres es infinita.

Dios mio, en el fondo me bastaría con que tu te acercaras a mi, mi amor. Y no pasa nada si al principio no tienes ganas. Ya lo haré yo. Empezaré a acariciarte. Pero, por favor, déjame empezar, no me digas antes que nada que tienes cosas que hacer. Y después, tan pronto como haya llamado a tu puerta, haz algo con tus manos, con tu boca. Por lo menos un momento. No te cuesta nada. ¿No quieres? Pues entonces desnúdate y quédate simplemente quieta. Yo te despertaré con dulzura. Te oigo hablar. ¿Quién ha venido, a dónde vas? Por Dios, ¿No lo entiendes? Quiero una mujer a la que le apetezca disfrutar, a quien le apetezca hacer el amor. Quiero una amante que me espere, que venga a mi encuentro corriendo. Y saber que le gusto, y notar que desea hacer el amor conmigo. Sí, una amante. No, dos amantes, setenta y cinco amantes, más aún, centenares de amantes, todas deseosas, todas dispuestas. ¡Ya basta de escasez!, ¡ya basta! Intenta entenderlo: ¡Ven aquí! ¿Por que te vas, cabrona, por que te marchas?

Hacer el amor entre 3 personas


Dice Hassan: Muchos hombres y mujeres se excitan con fantasías de hacer el amor con dos personas más, pero el placer sexual profundo e inmenso, el éxtasis erótico se alcanza con una persona sola y a menudo cuando ya se tiene establecido cierto grado de intimidad. Yo también me excito cuando en una película pornográfica veo a dos mujeres haciendo el amor, primero entre ellas y luego con un hombre, o dos hombres con una mujer alternando su boca y su vagina. Pero la realidad es distinta. Me ha pasado varias veces haber hecho el amor con dos mujeres a la vez. Siempre he empezado pasando de una a la otra, pero después he tomado interés por una sola y me he concentrado en esa. A la otra la he olvidado; si hubiera salido de la habitación no me hubiera enterado, El cuerpo de la mujer con la que estoy haciendo el amor, para mi, es algo maravilloso, y no me canso de mirarla encantado, de seguir todos sus movimientos, de observar todos los particulares, las expresiones de su rostro, de su boca, de sus ojos. Hacer el amor es un viaje, un descubrimiento, una revelación. Y es como una música que tocamos a dos manos encontrando el acorde entre nuestros cuerpos y nuestras almas. Para ello se necesita una concentración inmensa. Dos, tres mujeres estorban, te distraen. La relación con ellas deviene superficial, vacía. La intensidad, el placer profundo y total, puedes alcanzarlo solo cuando la mujer con la que estás haciendo el amor es para tí todo el mundo. Y cuando la amas de ese modo ella se da cuenta.

Tomado de Sexo y Amor

sábado, 20 de diciembre de 2008

Solo durante este espacio


Mientras hablabas por teléfono, te desabrochaste el pantalón, y sacaste tu pene. Divertida, comencé a lamerlo mientras veía como cerrabas los ojos, y rápidamente tu miembro empezaba a crecer y endurecerse. Casi suelto una carcajada, cuando noté que no encontrabas las palabras para seguir tu conversación. Yo me daba vuelo con la lengua, subiendo y bajando a todo lo largo mientras con la mano presionaba fuerte la base de tu miembro. Unas vueltas con la lengua por debajo del borde de la cabeza, y después adentro de mi boca, mientras muevo la lengua en todas direcciones sobre tu cabeza. Cuando te coloqué en mi paladar y presioné sobre el frenillo, lanzaste un suspiro. Insistí un poco en el mismo sitio. Percibí el sabor de tu gotita previa. Ya para ese momento habías terminado tu llamada. Comenzaste a desvestirte por completo, mientras intentábamos besarnos. Yo continuaba completamente vestida.
Empezaste a desabrochar mi blusa, y notaste emocionado que traía el negligee que me habías regalado. Continué desnudándome la parte inferior, mientras tu me tomabas video.
Nos fuimos a la cama, y desabrochaste de abajo mi camisón. Muy suavemente tus dedos tocaban mi sexo, acariciando, sumergiéndose, resurgiendo.
Me monté sobre ti, mientras tu corazón caliente rozaba mis labios pequeños. Me estremecía mientras frotabas un rato y luego introducías la cabeza de tu pene solo unos centímetros en mi vagina, para luego volverlo a sacar y frotar un poco más por fuera, de adelante hacia atrás. Yo respiraba ruidosamente, mientras te introducías solo un poco y volvías a salir. Sabes bien como me enloquece que hagas eso...
Después de un rato, me preguntaste: ¿que es lo que quieres que haga? ...Sabes perfectamente la respuesta, pero te encanta que te lo pida. Es uno de los momentos más eróticos de nuestros encuentros, cuando me estoy muriendo de deseo de ser penetrada. Te dije métemela, ahora, mi amor. Solo durante este espacio, quiero que me hagas tuya, quiero que entres en mi. Quiero sentir tu fuerza y tu entrar y salir. Después de un rato, mientras te cabalgaba, temblando, me sentía muy cerca. Reconociste los signos, y me dijiste, :"¿que pasa mi amor?" Te dije: "estoy a punto..." a lo que respondiste: "ya vente mi cielo..."
Empecé a contraerme sobre , y un gemido profundo anunció mi orgasmo. Te causa un placer extremo ir reconociendo los signos, ese conocimiento que solo se logra con la práctica constante...
Me desplomé sobre tu pecho, mientras nos besábamos y yo terminaba de contraerme alrededor de ti.
Entonces me dijiste, cierra las piernas, y las coloqué apretaditas, contigo adentro, sobre .
Sentía tus testículos entre mis nalgas, y una increíble presión de tu pene sobre mi clítoris y adentro de mi vagina. Sorprendida con lo intenso de la sensación, empecé a sentir una nueva excitación. Un placer profundo se acrecentaba mientras me apretabas fuertemente con tus manos sobre mi cadera. Noté que finalmente me iba a correr nuevamente, y que tu también estabas muy cerca. Sentía la base de tu pene, muy apretada entre mis piernas. Unos segundos antes de que empezaras a gemir, volví a correrme. Casi al mismo tiempo. Nos abrazamos unos segundos y luego nos pusimos de lado tu atrás de mi. Me dijiste:"Estás tan delgadita que siento que voy a romperte"... Espero que no...

domingo, 14 de diciembre de 2008

diálogo acerca de la infidelidad



El comienza con la discusión:

-Yo creo que la infidelidad nace de dos anhelos, que hay dos razones por las que uno es infiel: sexo y dinero.

-¿A que te refieres con sexo y dinero?

-Cuando alguien está insatisfecho sexualmente, busca lo que no tiene en otro lugar. Con respecto al dinero, hay personas, sobre todo mujeres, que quieren tener un hombre que sea rico y se van con él pensando que a cambio del sexo obtendrán beneficios económicos.

-¿En realidad crees eso? ¿Tú crees que G solo se metió con un hombre casado por el dinero, para que la mantuviera? ¿No crees que se haya enamorado y que por casualidad él era casado?

- Yo creo que se consiguió un hombre casado para no tener que vivir con él, y tuvo un hijo para que la mantuviera.

-¿Tu entonces crees que en realidad no estuvieron o están enamorados? ¿Que todo fueron movimientos fríos y calculados?

-Yo creo que sí.

-Y que me dices de E, que siendo casada y con un hijo, fue infiel a su esposo, ¿qué buscaba ella?

-Evidentemente, lo que ella buscaba era sexo...

-jajajajaja

-jajajajaja

-Creo que lo que tú piensas es una simplificación impresionante... Pero tiene un indicio de razón…¿Te cuento mi teoría?

- A ver...

-Yo creo que la infidelidad surge básicamente, no de insatisfacción sexual, o de ganas de tener más dinero, sino de que por alguna razón, el erotismo dentro de una pareja deja de funcionar como debe.

- ¿Y cómo, según tú, es que funciona el erotismo?

-Es largo y complicado, y aunque no tengo modo de confirmar que esta teoría es absolutamente cierta, o la razón completa de por qué es así, pensándola bien, creo que es bastante acertada. Resulta que todo surge del modo en que ES el erotismo de los hombres y las mujeres, que es radicalmente diferente.

Básicamente, los hombres se excitan fácilmente, rápidamente, ante estímulos sexuales explícitos. Ante las partes desnudas del cuerpo de la mujer, y el ideal para ellos sería que tras una breve seducción, la mujer esté dispuesta a hacer el amor inmediatamente y sin preámbulos, casi sin tener que preguntarle su nombre. Y después de eso, poder desaparecer, o irse sin más.
Por eso, los hombres se excitan tanto cuando la mujer tiene deseos de hacer el amor, y muestra interés en eso. Sin embargo, después de la relación, no tienen ganas de buscar a la mujer, y puede pasar algún tiempo en que necesiten volver a buscarla. Esto puede suceder con una mujer o con varias a la vez.

Y esto nos lleva al modo en como es el erotismo de la mujer. A ella, le gusta sentir que es deseada, y seducida. Que el hombre la desea solo a ella, y necesita tiempo para sentir ganas de ser penetrada. Para eso el hombre tiene que adularla, acariciarla, y asegurarle de que ella es la única y superior. Solo en ese momento es realmente placentero para la mujer. Sin embargo, después de la relación, la mujer se siente traicionada, porque el hombre se va. Se va tanto físicamente como emocionalmente. Pierde la erección, se duerme, o al día siguiente no la llama ni la busca más. Eso la mujer lo siente como una traición y eróticamente rompe con su deseo continuo de sentirse amada, cuando el hombre, después de la relación se siente renovado, tranquilo y feliz, y no necesariamente con deseos de seguir adulando a la mujer.

Creo que cuando un hombre y una mujer están enamorados o se aman, sus necesidades eróticas se acercan. La mujer se vuelve provocadora, y eso enloquece al hombre. Este, a su vez, siente más la necesidad de continuar con la mujer emocionalmente después de la relación sexual. Siente más ganas de buscarla, de llamarla, de besarla y abrazarla después de la relación, inmediatamente y en los días siguientes. Eso llena de amor a la mujer, y la hace más deseable aún.

De esta manera el círculo erótico se lleva a cabo y los dos están satisfechos tanto sexualmente como emocionalmente.

Cuando este círculo se rompe, según yo es cuando surge la necesidad de buscar en otro lugar lo que nos falta, no es tanto por necesidad de sexo, o de dinero.

En el caso del hombre casi siempre es que su erotismo no está satisfecho, la mujer no es seductora, no desea hacer el amor con él, no es una zorra. Eso es frustrante para él.

En el caso de la mujer, es que su hombre no le hace sentir esa continuidad erótica, constante, diaria, necesaria para tener un hogar estable, en el cual ella pueda tener la seguridad de criar a sus hijos. La inestabilidad es lo que más acaba con el erotismo de la mujer.

-Puede ser que lo que dices tenga mucho de verdad...Pienso que los problemas de la vida diaria, la falta de dinero, el desgaste de la convivencia, pueden interferir en nuestro deseo de seguir satisfaciendo las necesidades emocionales del otro…

-¿Verdad que si?

-…En realidad, yo tengo suerte. Tengo una mujer increíblemente hermosa e inteligente, además de excelente madre…

-Ya ves como entendiste perfecto lo del erotismo…¡Me lo voy a creer, eh!

-…Si, pero lo más angustiante para mi, es que sé, por lo que conozco, que si otro hombre te conociera en la intimidad, si hiciera el amor contigo…sabría lo que es bueno, y querría hacer el amor contigo siempre…

-Amor, eso que dices, derrite mi corazón…

-Por eso, me puse loco cuando pensé que alguien estaba tratando de alejarte de mí...Si alguien tratara de arrebatarte de mi, correría sangre...

-Te amo...te he amado siempre…

-...Yo también...

viernes, 12 de diciembre de 2008

besos en la noche


En la serenidad de la noche, en la oscuridad, tu cuerpo y el mío se hallan. Se entrelazan, se abrazan, se rozan.


Mi boca encuentra a la tuya, y nuestros labios se unen, bailan, se lamen. Siento tu bigote y tu barba rozando mi rostro. En la tibieza del nido, nuestros besos, se hacen profundos.

Sostengo tu cabeza, y acaricio tu espalda. Y percibo el magnífico sentimiento del deseo, unido al amor. Esa opresión, emoción, que hace llorar. Ese ideal que nadie se debería perder en la vida.

Luego, en tus brazos, tranquila, amada, me sumerjo en un sopor, que conduce al sueño.

jueves, 11 de diciembre de 2008

superé a mi maestro


Hace muchos años, cuando te conocí, me pareciste un seductor nato. Un ser raro, mitológico, salido de los sueños. Un extraño sátiro, buscando hadas en la noche. Un don Juan, que sabe conquistar, que adula, que hace poesía. Que te hace pensar que eres la única, la mejor. Uno que sin que lo percibas, y sin poder evitarlo, te envuelve, te tiene en sus brazos, en su boca, hace que te dobles, te abras, te reclines.

Así, hace un tiempo, sin darme cuenta, era tu presa, y estaba dispuesta a dar y recibir lo que me otorgaras. A esperar que fuera mi turno. A tratar de saciarme de ti.

En esa época funcionaba, porque el deseo universal de la hembra, de continuidad erótica, de sentirse la diosa, la adorada, estaba satisfecho. El círculo estaba cerrado, y el erotismo funcionaba a la perfección.

Dichoso el que sabe como volver loca de deseo a una mujer, alimentando su erotismo constantemente. El que tenga oídos que oiga... El hombre que sepa cultivar su arbusto, frecuentemente, con cariño, detalles, llamadas, palabras, obtendrá la mejor flor: la orquídea rosada. Hará que su mujer se muera de pasión, y el también saldrá recompensado.


Al parecer el don Juan que me enloquecía, se perdió en el diván del psicoanalista.


De alguna manera, era a él al que esperaba.


Ahora no lo encuentro...


Ahora, pareciera que tuvieras prisa al comerme. Pareciera que tus dedos ya no hacen círculos sobre mi el suficiente tiempo. Que tus besos no duraran el tiempo necesario, que tu lengua no viniera por mi lengua hasta el fondo, presagiando lo que sucedería en breve al otro extremo de mi cuerpo.


Que esperaras que llegara lo antes posible, para terminar pronto. Donde quedó la galantería? donde están los poemas en los que era tu musa? Donde están las llamadas, las miradas?


Es terrible estar satisfecha sexualmente, pero no emocionalmente.


Justo al revés de como estaba hace unos meses.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Sexo y belleza


Me parece hermoso el cuerpo femenino, me parecen bonitos los senos, los glúteos, los genitales femeninos, sobre todo hoy que se los depilan. Me emociono ante el simple hecho de ver una vulva cerrada, una simple fisura. O abierta como una orquídea. O por detrás como dos labios. Fotografiado, ese cuerpo ya me atrae y lo convertiría en cuadros para colgarlos en las paredes.
Y eso cuando está estático. Pero que hermoso es cuando está en movimento!. La danza. Una vez vi en un video a una chica Tailandesa o anamita. Estaba sentada en una inmensa poltrona. Hacía avanzar la pelvis y cubría y descubría su sexo con un abanico mientras, con los brazos y las piernas, creaba figuras de danza con una armonía y una perfección increíbles. En la danza occidental el protagonista es el cuerpo. Aquí, por el contrario, el movimiento del cuerpo, de los brazos y las piernas estaba al servicio del sexo. Y el resultado era de una sutileza, de una delicadeza y de una belleza que convertían el deseo sexual en algo atormentador. No sentías el deseo de penetrar, de violar esa flor que se abría y se cerraba, no deseabas interrumpir esa danza de ofrecimiento, sino contemplarla para siempre. Me pregunté cuantos milenios de saber erótico se habían necesitado para producir una obra maestra como aquella.

Agradable tener frío y dormir abrazada



Que maravilloso es cuando una tiene frío en la noche, y duerme abrazada.
Sobre tu pecho tranquilo, me nutro de tu aroma a pan tostado. Ese olor familiar, que después de tanto tiempo sigo percibiendo.
En la oscuridad, escuchando tu respiración, solo hay paz, tranquilidad, permanencia...
Es fácil, sintiendo tu contorno detrás de mi, y tus brazos alrededor, en este torbellino de sentimientos, saber lo que debo hacer.
Esos brazos, que han sido mi hogar por más de la mitad de mi vida. Brazos fuertes y constantes, que siempre están, que alimentan mi erotismo. Que me abrazan sin saber el dolor y confusión que hay dentro de mi alma.
Tu no lo sabes, pero tu disponibilidad, tu permanencia en las buenas y en las malas, es el magnetismo que me atrae hacia ti. Siempre encuentro refugio, y se que a tu lado, todo estará bien, que siempre harás que los monstruos desaparezcan. Tus brazos me protegen y me dan seguridad.
Es fácil sentirse confundida cuando nos rodea la neblina de los problemas, y no podemos ver claramente. Pero es también facil saber que un retoño nunca será lo mismo que un árbol, grande, con muchos años, con raíces profundas, flores y frutos. Árbol, donde los pájaros vienen a hacer nidos y tienen a sus polluelos.


lunes, 8 de diciembre de 2008

El diario de Marlon y la respuesta de Madeleine


Del diario de Marlon: "Me viene a la cabeza el recuerdo del tiempo en que me escuchabas por horas y me hacías preguntas, paciente, y prestabas atención a mis respuestas, y también el recuerdo de esa amiga tuya de hermosos ojos. Ahora creo que debías preguntarte si me gustaba, si entre tu y la otra chica, te prefería a ti, aunque creo que en realidad te limitabas a fantasear con la idea de hacer el amor y mandar al cuerno toda esa escenificación tan correcta de la invitación, el café y las largas conversaciones cultas. En mi caso, lo repito, nada me importaba en lo más mínimo. No me importaba nada de todo aquel ritual que hacíamos después, cuando venía a tu apartamento secreto que te servía -venga confiésalo!- para hacer el amor con cualquiera que no fuera tu marido. Esa vez me tocaba a mi, afortunadamente. Tan pronto como entraba, te preguntaba como te había ido en el día, en el trabajo, y tu querías saber cosas de mi, qué había hecho... Nos pasábamos media hora contándonos la vida, cuando yo solo pensaba en una cosa: desnudarte y hacer el amor enseguida. Al final hacíamos ver que había terminado la charla, te ponías encima de mi y empezabas a moverte arriba y abajo a una velocidad de vértigo. Todo lo hacías tú. Yo afortunadamente, tenía una erección interminable, y tu continuabas agitándote por una hora. Finalmente exhausta, jadeando, sin apenas aliento, te tumbabas a mi lado para recuperar la respiración y después te dedicabas a calmarme con la boca. Es increíble la diferencia que hay entre una mujer y otra en ese tipo de arte. Es como hablar de Rafael o de un pintor de brocha gorda. Me sacabas todo lo que podía salir de mi, incluso el alma. Así me marchaba feliz, satisfecho, ligero, optimista y sabía que volvería a llamarte para volver a experimentar ese extraordinario placer. Y para ello estaba dispuesto a repetir aquello que nuestra educación y nuestra cultura nos imponía, cuando lo que yo deseaba era entrar, desnudarte, hacer el amor de esa manera, vestirme y largarme de prisa, sin tanta palabrería.

A lo mejor todo esto no es verdad y esas charlas, el hecho de estar tan cerca el uno del otro esperando lo que tenía que llegar, nos permitían acrecentar nuestro deseo, metidos en nuestro disfraz de personas correctas, civilizadas, cultas, que después podíamos romper y rasgar. El inmenso placer que alcancé la primera vez que tuve el valor de coger tu mano y llevarla a donde deseaba quizás fuera la consecuencia de tantos encuentros, de tantas charlas previas que terminaban en nada. En otras palabras, la dificultad de llegar al punto de ruptura, al instante de valor que nos liberó y nos hizo decir, no con palabras sino con el cuerpo, "te deseo". Y esa noche quizás resultó ser inolvidable porque estuvimos obligados a una hora de frenética y muda espera, a una hora en que nos permitió, al abandonarnos, liberar ese cúmulo de energía que nos hizo agitar no solo nuestros cuerpos, sino también nuestras vidas. Sin embargo, yo no te amaba, no te amaba en lo más mínimo. Te apreciaba, te hubiera ayudado si lo hubieras necesitado, pero solo te buscaba por el sexo, una vorágine de sexo, que no me hace sentir nostalgia de ti, sino de aquellos encuentros. Es extraña la sexualidad; tanto deseo, tanta fuerza, tanto placer, tanta gratitud, tantos dulces recuerdos y, por el contrario, ningún sentimiento lacerante, ninguna palabra de amor. Algo importante, esencial, admirable, grande, pero incompleto. Ni tan siquiera se ni cómo ni por qué."

Respuesta de Madeleine al leer el diario de Marlon: "De verdad crees que no lo sabía? te crees que a mi me interesaban aquellos larguísimos discursos con mi amiga? Lo único que me atormentaba es que quisieras irte con ella. Lo único que quería es que tu me eligieras a mi y te decidieras a hacer algo. Y ese apartamento era mi arma secreta. Si deseas a un hombre casado, si deseas a un hombre que teme ser descubierto, debes disponer de un refugio seguro a donde llevarle. La verdad es que a mi me gustaba oírte hablar, me gustaban las cosas que contabas y contemplaba tu hermosa boca imaginando el momento en que podría besarla. Me gustaba verte acurrucado en el sofá mirando de reojo mi pecho y escrutando entre mis muslos como si nada pasara. Me mojaba toda y veía que tu ni te dabas cuenta, que no lo sabías. Después me levantaba extenuada y, aunque alguna vez fuiste presa del desaliento, yo me mantenía impretérrita. Fui paciente, muy paciente. Hasta que se presentó la ocasión: un viaje en coche por la noche, nosotros dos detrás y, delante el conductor. Al final hiciste el gesto que me liberó, que te liberó. Sentí una alegría inmensa, una alegría que no puedes llegar ni a imaginar. Habría gritado de alegría, de exultación si hubiera podido. Después, al final, empleé mi arma secreta, mejor dicho mis dos armas, el apartamento y mi otra habilidad, tan importante para mi puesto que no soy guapa.

Pero yo te amaba. Sí. Te amaba más de lo que te podías imaginar y más de lo que estaba dispuesta a admitir. Y cuando no tenía noticias tuyas durante una semana o quince días, me sentía mal, lloraba, pero no te llamaba por miedo a irritarte, por miedo a que te cansaras de mi y desaparecieras para siempre. Sabía que no estabas enamorado de mi. Sabía que habían mujeres mas guapas que yo que pretendían cazarte. Tu no te dabas cuenta pero ahí estaban. Yo sí las veía. Por eso me controlaba, callaba y me latía el corazón cuando oía tu voz. Habría pasado el día entero a tu lado, la noche, habría trabajado para tí, te habría asistido en caso de enfermedad, habría dado mi vida. Amor mío, no podía decirte estas cosas, pero te podía dar todo lo que te producía placer. Y eso a mi, me llenaba de felicidad".

jueves, 4 de diciembre de 2008

Individuos dotados de una gran carga erótica


He estado leyendo el libro "El Erotismo" de Alberoni.


Hay unas partes que me gustan mucho, y quisiera compartirlas aqui:




...Hay individuos dotados de una gran carga erótica. Individuos para quienes el erotismo es un elemento esencial de la vida sin el cual se extinguen, como si les faltara el aire o el alimento


...Todos los sexólogos confirman que son muy pocas las personas que encuentran el tiempo y tienen ganas de hacer el amor durante horas y horas con la persona que aman. Son pocas las que, después del acto sexual, en lugar de estar cansadas, aburridas o tristes, se sienten felices, renovadas y serenas.


...Cuando se hace el amor intensa y desesperadamente, el cuerpo se carga como una batería eléctrica, se hace cada vez más vivo, más fuerte. Lo que el amado nos dá, sus besos, su piel, su líquido, es alimento que nos fortalece al punto de que nos sentimos de nuevo fuertes y capaces de levantarnos, trabajar y partir, y hasta de afrontar una separación. Después, pasado algún tiempo, es como si la energía acumulada se descargase. Sentimos entonces una fatiga, un peso, una debilidad amarga. Necesitamos de nuevo aquella boca y aquella piel, aquel cuerpo, el único que nos puede transmitir la energía que se disipa, el único en el mundo que la posee.


...Las personas dotadas de una gran carga erótica viven así su sexualidad. Más dan, mas reciben. Este erotismo generoso, si bien está íntimamente ligado con el enamoramiento y la pasión, se puede presentar, en algunos casos, con una característica ligera, alegre. Sensual.


...El erotismo es una forma de interés por otras personas. Es generosidad intelectual y emocional, capacidad de darse, de dedicarse, de abandonarse. El gran erotismo es lo opuesto de la avaricia, la mezquindad, la prudencia...

miércoles, 3 de diciembre de 2008

¿venirse o correrse?

Estaba pensando el otro día inspirada en un mensaje de otro blog, de donde proviene la expresión venirse o correrse.
¿Cómo es que uno aprende esas expresiones?
No puedo recordar quien me enseñó la palabra venirse con respecto al orgasmo. Me pregunto que quiere decir o de donde proviene. Pensándolo bien tal vez tenga alguna relación con el modo en como se dice en inglés: I'm going to come. Seguramente lo dicen los hombres anunciando que ya viene su semen. Ya que en español se dice igual "me voy a venir". Sin embargo no tiene mucho sentido si lo pensamos desde el punto de vista de la mujer. A la mujer no le viene nada. No le sale nada (generalmente) ni se quiere ir de ese lugar, por lo menos en ese momento.

Más desconcertante es la expresión "me voy a correr" que dicen los españoles. ¿A dónde se van a correr? ¿de donde vienen?, pero sobre todo, ¿por qué van a correr?

Por alguna extraña razón que desconozco, y que siempre he hecho, yo anuncio cuando me voy a venir, como si no fuera lo suficientemente obvio. Recuerdo cuando a mi amado, hace muchos años, le causaba gracia. Ahora el también lo anuncia.

En ocasiones estamos en plena faena, recuerdo una vez que hacíamos el amor de pie, yo abrazada de su cuello y rodeando su cuerpo con mis piernas, mientras el me detenía de las nalgas, y con la voz entrecortada me pregunto: ¿qué tan peligrosos son estos días? a lo que respondí, si puedes. En su pasión me preguntó: (le costaba trabajo encontrar las palabras): "Me puedo correr?", Me encantó la idea de que me pidiera permiso.

Si alguien tiene ideas de por que se dice así, si saben otro modo de decirle al orgasmo, inclusive en otros idiomas, quisiera saberlo. O como le dicen ustedes

A ti...te gusta el erotismo

Hay hombres a los que les gusta levantarse temprano y correr. A otros les gusta jugar dominó. Otros más disfrutan la lectura. Algunos prefieren ver el fútbol.
A ti te gustan algunas de esas cosas, pero lo que mas te gusta es el erotismo, la seducción y hacer el amor.
Maravillosa casualidad que a mi también.
A veces me pregunto si todas las locuras divertidas y arriesgadas que hemos hecho, se les ocurrirán a la mayoría de las personas.
Como hacer el amor en el coche, a plena luz del día, en tu oficina, o a través del messenger con la webcam o del teléfono.
Tal vez se les antojen, pero no tengan con quien hacerlas, o no se atrevan. Supongo que muchos seres eróticos como nosotros existirán, pero obviamente es difícil que esas cosas se sepan...

otras entradas

Blog Widget by LinkWithin