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domingo, 19 de agosto de 2012

no digo más

No digo más
No porque no me de cuenta
Sino para no ponerte en evidencia
Aquí el amor es una fuerza en contra
No a favor

miércoles, 18 de abril de 2012

muñeca

Solo soy un cuerpo sin cabeza
Y cuando aparece es solo de una muñeca
Fácil de olvidar
Igual que todos

Recuerdo cuando escuchar una campana aceleraba mi pulso
Ahora solo aturde
Al ver un punto verde junto a tu nombre
Me alegraba 
Ya no lo busco

Es cierto estoy mucho mas tranquila ahora que ya no te espero
Hablas pero no quieres que te escuche
No hay una razón por la que me quieras que no sea sexo
Sigue buscando otro nido donde volar
Este ya esta vacío 


Sé que cuando el dolor me traspasa
Piensas en mi
Pero ya no es una certeza
Mis palabras tienen valor prescriptivo
no nacen de la ira
sino de la aceptación

¿Cuánto tiempo ha pasado?
¿Una semana, dos?
¿Cuatro años? 
¿Quince?

lunes, 19 de marzo de 2012

pasar por el mil veces

A veces siento que he pasado por este proceso mil veces... Tristeza, dolor insoportable, enojo, furia, resignación. A veces me pregunto cuando será la última vez.

¿Llega eventualmente la resignación real? ¿O siempre nos queda un resquicio de esperanza?

A menudo siento que en una noche te olvidé... Despierto sin sentir nada... Los ojos completamente secos. Solo para despertar en otras ocasiones en un torbellino de sentimientos confusos...

Recuerdo cuando estuve enamorada, ese enloquecedor y cálido sentimiento tan emocionante y a la vez desagradable. Reconozco que no me encuentro más en el... Y es tranquilizador y a la vez triste.

Triste notar que pendemos de un pelo... No hay mas ilusiones, esperanza, planes, sueños en común. El hilo donde estamos colgados es fragil y está a punto de romperse.

A menudo me pregunto si hay solución, o si de entrada mis sentimientos están blindados, si es de antemano un caso perdido.

Un día despierto con los ojos secos, el día siguiente mojados.

Y me pregunto si eventualmente termina, si los años acaban con él, o es una decisión mutua o unilateral.

domingo, 18 de marzo de 2012

Amar a dos personas a la vez

Este artículo me ha parecido muy bueno. Está aqui


¿Es posible? Hace tiempo hubiera respondido con un tajante "No". Entonces pensaba que amar a dos personas al mismo tiempo era un acto de egoísmo, una falta de respeto, un engaño. Sobre todo me parecía una falta de madurez, un capricho del tipo "no quiero decidir, lo quiero todo". Hoy pienso de manera distinta. Ahora, cuando menos, puedo responder que amar a dos personas a la vez no es una aberración, se trata de una posibilidad real, tan común que deberíamos dejar de juzgarla como si fuera una "enfermedad" a la que somos inmunes. Para ser justos, habría que empezar por tratar de responder la pregunta desde varios lugares.

La mirada social

Hace dos mil años, cuando menos, la sociedad occidental empezó a vivir en monogamia total (monogamia social, genética, sexual y marital se dieron con la misma persona, siendo que anteriormente ocurrían de manera legítima con distintas personas). Por cuestiones políticas y económicas —que nada tienen que ver con el amor como hoy lo entendemos—, ese tipo de acuerdo resultó la mejor opción para la sociedad. Desde entonces la monogamia no sólo se convirtió en lo "normal", también se instaló como la única posibilidad de tener un sentimiento legítimo y sin culpa. La historia y el arte nos han mostrado que el esquema no funcionó muy bien para todos; más de la mitad de las historias que escuchamos tienen que ver con un amor que no se está quieto, que muda de cuerpo y de rostro, que se multiplica e intensifica sin aviso. Actualmente, con los cambios de paradigma de los últimos doscientos años, la vigencia de este acuerdo conyugal se ha puesto en duda.


Uno de los conceptos que más se ha cuestionado es la fantasía de que la pareja "nos completa", y es la única que puede satisfacer nuestras necesidades tanto emocionales como físicas y sociales. Pero esta idea deposita la responsabilidad de la relación en la otra persona (si yo sufro, es culpa del otro; si gozo, también). A la hora de los conflictos, uno de los dos, generalmente el más vulnerable, termina por hacerse cargo de todos los problemas con tal de no perder a aquel que, como dice el bolero, "es todo lo que tengo en la vida".


De acuerdo con la psicoterapeuta Sara-Anne de Sait-Hubert, la moral clásica ya no se adapta a la psicología amorosa del ser contemporáneo. Hoy estamos superando la concepción dualista del "lo amo/no lo amo" para contemplar toda una gama de matices. Basta revisar la diversidad de nombres que han surgido para designar los distintos tipos de relación amorosa o sexual, dependiendo de la intensidad con que se viva o de los compromisos que cada relación requiere.
La mirada de la ciencia

Hay quien argumenta que los seres humanos somos "naturalmente" monógamos al modo de los lobos o los pingüinos. Pero me parece muy simplista llegar a esa conclusión. Realmente es imposible definir cuál es nuestra "naturaleza", todo en el ser humano pasa por el tamiz de la cultura. Desde la alimentación hasta los hábitos de dormir o la forma de reproducirse son actos culturales en los que intervienen costumbres, hábitos y códigos cuyo fin no es la perpetuación de la especie sino la trascendencia. Ahí es donde amor e instinto comienzan a operar de manera distinta —a través del lenguaje.

Más allá de estas reflexiones, la autoridad en el tema es la neurocientífica Helen Fisher, autora de revolucionarios estudios sobre las determinantes fisiológicas del amor y las relaciones de pareja. Después de 40 años de estudios dedicados al tema, la experta asegura que nuestra "animalidad" es más importante de lo que pensamos cuando se trata de tomar decisiones de pareja. Nuestro cerebro "amoroso" —por llamarlo de alguna forma— se divide en tres polos: el cerebro sexual, el cerebro romántico y el cerebro afectivo. El primero funciona con la libido, el segundo con el enamoramiento y el tercero con vínculos como el apego. Lo más curioso es que no siempre funcionan al mismo tiempo o con la misma persona.


Fisher aclara que los seres humanos somos animales que evolucionaron no para ser felices, sino para reproducirse y perpetuar la especie. Es por ello que al tener más posibilidades de relacionarnos (con tres zonas cerebrales), aumentan nuestras posibilidades de reproducirnos. Esto querría decir que somos capaces de amar, desear y estar enamorados de diferentes personas al mismo tiempo.


En una sociedad poligámica o bigámica esto resultaría aceptable socialmente hablando, sin embargo, nuestra cultura ha limitado estas posibilidades a una sola: la monogamia. Por lo tanto, nos guste o no, pensar en otro esquema de pareja es casi imposible moralmente hablando. Así, nos vemos forzados a elegir entre una persona y otra, aunque eso nos provoque conflictos, dolor, despecho o infelicidad.


Y ahí están, cientos de personas haciéndose la pregunta en este momento: ¿qué hago, puedo amar a dos personas a la vez? Es posible. Y no es ninguna enfermedad. Desafortunadamente, aceptar que la posibilidad existe sigue siendo un acto transgresor, porque todo nuestro sistema de valores está construido con base en el discurso de la monogamia. Siglos y siglos de educación sentimental nos han preparado para sentirnos culpables cuando lo que nos pasa no se parece a lo que la sociedad considera como "lo correcto".


En lo ideal, lo mejor sería hablar con la pareja y contarle lo que ocurre. El otro, en correspondencia, diría "está bien, yo te amo, no te poseo, haz lo que necesites hacer". Pero en la realidad, el simple hecho de planteárselo adquiere un matiz de traición. Parece que cada quien debe evaluar hasta dónde oculta y hasta donde revela su sentir. Si el otro ama de manera no posesiva, si es consciente de que uno puede beber el amor en varias fuentes, que amar a otra persona no es amar menos... quizás así la situación sería llevadera.


¿Ustedes qué piensan? ¿Es posible amar (querer, pensar, soñar, desear) a dos personas a la vez?

domingo, 19 de febrero de 2012

Puedo decirlo finalmente

10 mayo 2011
¿Por qué razón en  particular quieres a alguien? ¿De dónde viene el arbitrario sentimiento ? ¿Cómo lo reduces o lo entiendes?

Cualquiera podría pensar que te quise porque eres especial, por ser buen amante o particularmente  guapo o porque me hiciste sentir tu cariño o tu amor intensamente.

Y sucede que no es así.

El haberte querido no está relacionado con eso, es un ejercicio aleatorio de voluntad, deseo, suerte y casualidad.

No eres especialmente guapo a pesar de que a través de mis ojos eras un dios.

No eres especialmente cariñoso a pesar de que cada comentario tuyo fue agrandado por mi amplio deseo de sentirme querida y deseada.

No eres especialmente amoroso a pesar de que lograbas sacarme un orgasmo tras otro, es mas; no diste algo particular de ti que te haga mejor que muchos.

Sin embargo no es a otro al que quise, no fue al hombre mas guapo, al mas cariñoso, al mejor amante, al mas constante, o al que se entregó a mi.

Te quise por una extraña casualidad de mi voluntad a pesar de que no eres perfecto. Porque pude ver en ti tu particularidad. Y porque de cierto modo pensé que había algo especial entre nosotros.

Porque me gustaba que te diera tanta ilusión que te tomara en los labios.

Porque me agradaba ver mi deseo reflejado en ti

Porque había cierta generosidad que me cautivaba cuando me dabas placer, que yo interpretaba como una especie de amor.

Porque poseías cierta carencia de agresividad, nobleza o mansedumbre que me inquietaba y atraía

Porque me gustaba darte placer, que recibías con mucha gratitud

Porque me gustaba reconocer en ti esa parte femenina, quieta y felina que a veces mostrabas al hablar

Porque falsamente me sentía querida cuando me buscabas aunque se que por abajo de la superficie no nacía de ti.

Porque me hacía sentir especial que viajaras para verme aunque sé que si no hubiera habido un motivo de trabajo, no hubiera sucedido.

Aún recuerdo hace 3 años esa primera vez después de reencontrarnos y los angustiosos siguientes días en los que no recibía ningún comentario de tu parte, recuerdo el haberme sentido utilizada, sola, angustiada, insegura, abandonada justo como me siento ahora y como me sentí incontables veces durante estos 3 años.

Esa extraña suerte. Casualidad, que no tiene sentido ni se bien de donde o por que vino antes de terminarse.

Lo que es mas doloroso es ser testigo del amargo olvido, de haber invertido incontables horas pensando, soñando y queriendo a alguien que con la mayor facilidad del mundo fue capaz de sacarme de su vida sin mirar atrás. Sin una llamada, ninguna aclaración, ni una sola nota de insistencia, como si solo estuvieras esperando ese momento de separación para respirar con alivio.

Ese olvido, esa falta de claridad, no decirme  la realidad, permitir mi humillación, darme falsas esperanzas, jugar con mis sentimientos, es lo que no perdono.

Ese llevarme a través de la angustia, el dolor del olvido, la desesperación del abandono, el desgarro de la separación,  la tristeza de la ausencia sin el menor miramiento, como si se pudieran destruir años solo por un golpe de decisión.

Y puede ser que en el fondo en realidad todo haya sido tan solo una ilusión falsa, un colocar las necesidades y los sueños en alguien que en realidad no me quiso mas allá de las ganas de un rato de sexo para inflar el ego sin tener que compartir la intimidad ni el abrirse o entregarse ante la otra persona.

Es un poco como solo haber sido utilizada para satisfacer una necesidad puntual que cuando tuvo tintes de responsabilidad perdió la mascara.

El camino contigo, terminó. Mis sueños murieron.

 Puedo decirlo finalmente.

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